La actitud del gobernador Axel Kicillof cuando enfrente la asamblea legislativa tendrá trascendencia nacional y puede ser el punto de partida del gobernador en su búsqueda de un destino nacional.
Ya nadie duda del giro copernicano que puede tener los sucesos políticos en un periodo breve de tiempo. Un acto formal, totalmente invisibilizado e intrascendente puede, de un día para otro, ser el centro de la política nacional.
La Asamblea Legislativa de la provincia de Buenos Aires, que logró pasar a un polémico cuarto intermedio del viernes para este lunes, y que cumplirá con la formal inauguración del 152 período de sesiones ordinarias de la Legislatura bonaerense, tendrá sus “cinco minutos de fama”.
El cambio operado por el actual Ejecutivo nacional hizo estallar un acuerdo implícito que implicaba que el jefe de Gobierno de CABA arrancaba a la mañana con su apertura; luego, tipo mediodía, lo hacia el presidente de la Nación en el Congreso y, por último, hacia la tardecita, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, hacía lo propio ante los senadores y diputados bonaerenses.
Desde hace algún tiempo, era todo al mismo momento, casi superpuestos, con escasa comunicación entre una alocución y la otra, los discursos eran una suerte de líneas paralelas donde se plateaban objetivos de gestión con algunas elípticas referencias, casi imperceptibles entre los dichos de uno y otro. Luego sí, la agenda periodística construía los eventuales seudo retruques y los ponía como en contrapuntos.
Con los cambios operados, en la gobernación creen que el presidente Javier Milei le brinda un escenario al cual el gobernador puede y está dispuesto a subirse con suma facilidad. Son conscientes que el resultado es incierto, pero lo es para ambos; hay una certeza, la confrontación al mandatario provincial lo dispara a la arena política nacional y eso es un primer beneficio que recoge, antes que nada, el gobernador.
Hay otra ventaja competitiva que tiene el gobernador bonaerense respecto de otros líderes provinciales, puede debatir con Milei en la misma episteme, ambos son economistas, con visiones diferentes, pero reconocidos por sus pares como tal. Así que no hay atajos técnicos en el intercambio.
Otros de los aspectos que se están sopesando en el entorno del mandatario provincial es el estado de situación en las relaciones interprovinciales, allí parece evaporarse un “bloque de resistencia” con el que se entusiasmaron varios mandatarios ya definitivamente críticos del gobierno nacional, entre los que se contaba el bonaerense, y otros mandatarios supuestamente “dialoguistas”.
El silencio sobre el discurso del gobernador Axel Kicillof ante la asamblea es ensordecedor. Empero, se justifican, es “una pieza en construcción” hasta la misma hora en que se pronuncie, hoy a las 15:30 horas, cuando se reanude la asamblea.
Hay un par de certezas, tendrá que responder a al convite presidencial sobre el Pacto de Mayo; y por lo pronto, al parecer, será sin presencia de funcionarios del gobierno nacional.
La nueva línea de largada presenta, para la reconstrucción del grupo de gobernadores, un desafío, un grupo importante de mandatarios está “dispuestos al diálogo” pero “no a la adhesión sin discusión”, lo que es una forma de decir ni. Habrá que ver si el gobernador está dispuesto a soportar esa intrascendencia.
Reconocen al mismo tiempo que el presidente Milei, tras su discurso en el Congreso, logró retomar la iniciativa política tras la caída de la Ley Bases, con una agenda que evita poner en primer plano los efectos sociales del ajuste, justo en el momento en el cual, como él mismo reconoció, más se hacen sentir.
Al mismo tiempo que el gobierno bonaerense acumula un alto grado de estrés financiero y parece negarse a tirar “el achique”; lleva en sus espaldas un profuso discurso, replicados por distintos actores del arco político, que buscan ubicarlo lejos de cualquier política de austeridad en el gasto público.
El contraste, en el primer mandato de Kicillof, era con lo que había intentado hacer o había hecho “el macrimo”, tanto nacional como provincial; de la mismo forma ahora sucede con el presente gobierno nacional, solo cambió el tiempo verbal es su discurso Kicillof.
La brutal caída del poder adquisitivo frente a la velocidad de la crisis inflacionaria ya se le puso número en la provincia, el salario real promedio cayó en el orden del 20% desde que asumió el actual presidente. El achique del gasto en jubilaciones u obra pública también tienen números. De eso seguramente le gustaría hablar al gobernador, pero habrá que esperar.
