Un proyecto impulsado por la diputada Karina Banfi, acompañado por legisladores de distintos bloques, condena las expresiones de odio aparecidas frente al teatro donde se presenta el humorista. La iniciativa destaca la gravedad del antisemitismo y llama a fortalecer el respeto por la diversidad cultural y religiosa.
La Cámara de Diputados de la Nación expresó su más enérgico repudio y profunda preocupación por la aparición de pintadas antisemitas en pleno centro porteño, frente al teatro donde se presenta el humorista Roberto Moldavsky. Las inscripciones, que incluían frases como “mueran sionistas” y “Israel asesino”, fueron calificadas como expresiones cargadas de odio y violencia que atentan contra la convivencia democrática en el país.
El proyecto de declaración fue presentado por la diputada Karina Banfi y cuenta con el acompañamiento de legisladores de distintos bloques, entre ellos Sabrina Ajmechet, Maximiliano Ferraro, María Sotolano, José Glinski y Pablo Yedlin. La iniciativa no solo condena el hecho puntual, sino que reafirma el compromiso del Congreso con la defensa de los valores democráticos, el respeto a la diversidad cultural y religiosa, y la lucha contra cualquier forma de antisemitismo, discriminación y violencia.
En los fundamentos del proyecto, se destaca que Moldavsky, reconocido por su trayectoria artística y su participación activa en la comunidad judía, ha sido blanco de agresiones tras manifestar públicamente su repudio al ataque perpetrado por el grupo terrorista Hamas el 7 de octubre de 2023. “Sus declaraciones en defensa de la vida humana y contra la violencia lo han convertido en blanco de cuestionamientos, lo que vuelve aún más grave la aparición de mensajes antisemitas frente al teatro donde se presenta”, señala el texto.
Los legisladores advierten que estos hechos no son aislados, sino parte de un fenómeno global que ha visto crecer los episodios de antisemitismo desde el inicio del conflicto entre Israel y Palestina. En ese sentido, recuerdan que Argentina ha sufrido en carne propia el dolor del odio con los atentados a la Embajada de Israel en 1992 y a la AMIA en 1994, heridas que aún no cicatrizan.
“El silencio frente a estas expresiones de odio solo alimenta la intolerancia y abre la puerta a la repetición de la violencia”, sostiene el proyecto. Y concluye: “Como representantes del pueblo argentino, debemos reafirmar nuestro compromiso con una sociedad plural, diversa, en la que nadie sea hostigado por sus creencias, orígenes o pertenencias culturales”.