El diputado libertario, hombre de confianza de Karina Milei, juró como nuevo integrante del Consejo de la Magistratura tras una disputa que desplazó a la UCR de un asiento que reclamaba como propio. Su desembarco refuerza la presencia de La Libertad Avanza en el organismo y reaviva tensiones internas y externas en la puja por el control del mapa judicial.
En medio de una disputa que tensó la relación entre el oficialismo y la Unión Cívica Radical, Gonzalo Roca, diputado de La Libertad Avanza y hombre de confianza de Karina Milei, juró como nuevo integrante del Consejo de la Magistratura de la Nación. Su llegada supone un movimiento político clave: el Gobierno se queda con un asiento que el radicalismo consideraba propio desde la conformación parlamentaria anterior.
La ceremonia tuvo lugar en la Corte Suprema, encabezada por Horacio Rosatti, acompañado por los ministros Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti, además de consejeros del cuerpo. Con esta jura, el oficialismo suma a su segundo representante dentro del organismo encargado de la selección y control disciplinario de los jueces.
Roca asume en reemplazo de Roxana Reyes, quien había ocupado la silla por la UCR hasta finalizar su mandato como diputada, el pasado 9 de diciembre. El radicalismo había propuesto a Karina Banfi para continuar con esa representación, argumentando que la primera minoría que habilitó el ingreso de Reyes seguía siendo la misma fuerza política. Sin embargo, tras la recomposición de bloques luego de las elecciones, el oficialismo sostuvo que ese lugar correspondía a La Libertad Avanza.
Con ese argumento, el presidente de Diputados, Martín Menem, envió la notificación formal al Consejo, haciendo caer la aspiración radical. Fue un golpe político directo: el bloque de la UCR, ya afectado por fracturas internas, quedó sin una silla que consideraba asegurada.
Roca, un gesto de poder de Karina Milei
El desembarco de Roca también reordena el tablero interno del propio oficialismo. El diputado cordobés llegó a la Cámara impulsado por la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y su designación es leída como una demostración de influencia en un espacio donde también opera otro actor fuerte: Santiago Caputo.
No es menor que Roca comparta mesa ahora con Sebastián Amerio, representante del Poder Ejecutivo en el Consejo y figura alineada con Caputo. La convivencia entre ambos será observada con atención ante la interna silenciosa que divide a los dos principales polos de poder dentro del mileísmo.
Aunque la incorporación de Roca no modifica la correlación general de fuerzas dentro del Consejo —donde conviven jueces, legisladores, abogados y académicos—, sí aporta una pieza más al armado libertario de cara al recambio que se producirá a fines de 2026, cuando venza el mandato de la mayoría de los integrantes.
El oficialismo, junto a jueces y abogados cercanos, integra uno de los bloques más numerosos, aunque sigue sin lograr el número suficiente para influir sin acuerdos en decisiones clave como la aprobación de ternas o la apertura de juicios políticos. En paralelo, el kirchnerismo conserva un núcleo de cinco consejeros que obliga a negociaciones permanentes.
Mientras tanto, en el radicalismo no descartan acudir a la Justicia para reclamar el lugar perdido, tal como ocurrió en antecedentes similares. Pero el escenario no es homogéneo: las tensiones internas, la reducción del bloque y la convivencia con gobernadores cercanos a la Casa Rosada alimentan versiones de que podría no haber una ofensiva institucional.