Valga la aclaración anticipada para los que se quejan del dilatado cronograma electoral de este 2015: pudo ser peor. En efecto, de no haber habido una “recomendación” explícita del Gobierno nacional, más provincias hubieran despegado la elección de sus autoridades de las presidenciales. Razón suficiente para corroborar que aquella hipótesis que circuló en su momento respecto del supuesto deseo presidencial de no entregarle la banda presidencial a un oficialista no fue más que una suposición aventurada.

Porque es vox populi que en 1989 Eduardo Duhalde vivió como una traición de parte de Carlos Menem que habilitara que buena parte de los gobernadores convocaran a elecciones de manera separada de las presidenciales. Porque bien se sabe que no es el mismo esfuerzo el que los gobernadores ponen para la elección presidencial cuando no juegan sus propios porotos ese día. Lo cierto es que ese año en el que terminó imponiéndose la oposición, fueron 15 las provincias que desdoblaron sus elecciones provinciales: Catamarca, Chaco, Formosa, La Rioja, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, San Juan, San Luis, Santa Cruz, Santa Fe, Santiago del Estero, Tierra del Fuego y Tucumán.

Este año fueron 11 los distritos que dispusieron separar sus elecciones de las nacionales. Nueve de los cuales ya se realizaron. En 2011, en tanto, 13 provincias desdoblaron los comicios.

Si bien los números no hacen del cronograma vigente un caso extremo, hay un detalle que potencia el efecto cansancio: la realización de primarias, que duplica las convocatorias para ir a votar. Seis de los nueve distritos que realizaron elecciones este 2015 tuvieron sus PASO. Y el caso extremo es el de los porteños, que al incluir su Constitución la posibilidad de segunda vuelta, los obligó a votar ya en tres oportunidades. Y tal vez les resten otras tantas elecciones a los habitantes de la Ciudad; depende de si las presidenciales incluyen balotaje.

El cronograma se inició el 12 de abril, cuando los salteños fueron a las urnas, para elecciones primarias que ganó el oficialismo con un 47,23%, aventajando por casi 14 puntos al frente Romero + Olmedo, que centró sus críticas en la supuesta inconstitucionalidad de la boleta electrónica.

La segunda convocatoria fue una semana después y por partida doble. También se trató de primarias, pero en dos distritos mucho más grandes: Mendoza y Santa Fe. Por ambos resultados festejó la oposición. En el caso mendocino, ganaron los radicales apoyados por Mauricio Macri y Sergio Massa, que de todas maneras no participaron de los festejos, monopolizados por los dirigentes de la UCR, al punto tal que su titular partidario y precandidato presidencial, Ernesto Sanz, resolvió convocar a los candidatos a gobernadores de todo el país para mostrarse juntos en la provincia cuyana. La fórmula Alfredo Cornejo-Laura Montero obtuvo un 47,58%, mientras que los del Frente para la Victoria sumaron 42,46%, con dos listas 26,53% (Adolfo Bermejo) y 11,76% (Guillermo Carmona), imponiéndose el precandidato del PJ por sobre el del kirchnerismo más puro.

En Santa Fe, festejó el Pro, cuyo candidato Miguel del Sel se alzó con un 32,07%. Y si bien la diferencia con el Frente Progresista Cívico y Social (31,87%) fue de menos de un punto, todos entendieron que la distancia individual con el socialista Miguel Lifschitz (22,51%) era demasiado notoria para ser revertida en las generales. En el tercer lugar se ubicó el candidato del FpV, Omar Perotti (21,83%).

Por tercera semana consecutiva, el 26 de abril hubo también elecciones. Y también por partida doble, pues la Ciudad Autónoma de Buenos Aires celebró sus PASO, en las que la atención principal estuvo puesta en la disputa en el seno del PRO, donde Horacio Rodríguez Larreta le dio a su mentor Mauricio Macri la gran alegría de superar por casi diez puntos a Gabriela Michetti. Fue 28,47% contra 18,98, que totalizaron un 47,45% con el que el PRO ratificó su supremacía. Bien lejos, con 22,23%, se ubicó ECO, donde Martín Lousteau aportó el 17,86, mientras el Frente para la Victoria sumó apenas un 18,73% con siete listas, de las que obviamente la de Mariano Recalde fue la más votada (12,31%).

Ese mismo día en Neuquén se consagró el primer gobernador del año. Allí el MPN ganó como sucede siempre, consagrando a Omar Gutiérrez, que obtuvo el 40,57%, mientras que el Frente para la Victoria sumó un 31,20% y el radical Omar “Pechi” Quiroga alcanzó un 20,90%.

Tras un breve respiro, volvieron las elecciones el 17 de mayo, en Salta, donde Juan Manuel Urtubey ganó la re-reelección, amplificando sus votos de las PASO. Esta vez se alzó con el 51,53%, a 21 puntos del segundo.

Una semana después le tocó al Chaco, que tuvo sus primarias ciertamente adelantadas: recién elegirían gobernador cuatro meses después. Allí había regresado como gobernador el exjefe de Gabinete Jorge Capitanich, para ponerse el traje de candidato a intendente de Resistencia y traccionar así a los candidatos del Frente Chaco Merece Más. Frente a ellos estuvo la oposición totalmente unida, pero la experiencia no fue buena para radicales, macristas y massistas, pues el kirchnerismo se impuso por el 59,81%, contra el 37,32% que sumó la candidata radical Aída Ayala. De todos modos nada está definido, pues las elecciones generales se realizarán después de las PASO.

El 14 de junio hubo otra vez elecciones por partida doble, en Santa Fe y Río Negro. En esta última provincia el kirchnerista Miguel Angel Pichetto reconoció prestamente su derrota, por casi 20 puntos. El gobernador Alberto Weretilneck consiguió la victoria por el 52,80%, sobre el 33,94 del senador del Frente para la Victoria.

En Santa Fe, en tanto, se dio el batacazo, al lograr el socialismo revertir su derrota en las PASO. En un controvertido y muy discutido escrutinio, Miguel Lifschitz le ganó a Miguel del Sel por apenas 1.776 votos, siendo más que meritorio el papel del tercero en discordia, Omar Perotti.

Una semana después en Mendoza el peronismo no logró revertir el resultado, a diferencia de los gobernantes santafesinos, y el radical Alfredo Cornejo se consagró por el 46,33% sobre el 39,28 de su rival Adolfo Bermejo.

Ese mismo día Tierra del Fuego fue a las urnas, imponiéndose la kirchnerista Rosana Bertone, por el 49,02%, contra el 39,71 del radical Federico Sciurano. Una semana después, en el balotaje, la senadora kirchnerista logró la gobernación con el 51,91% contra el 48,09.

El 5 de julio recibió la denominación de “superdomingo”, porque Capital Federal, Córdoba, Corrientes, La Rioja y La Pampa fueron a las urnas. En el caso de esta última, fueron primarias y el dato saliente fue la victoria del peronismo clásico encabezado por Carlos Verna sobre el que apoyaban el Gobierno nacional y el provincial. En Corrientes, en tanto, fueron provinciales legislativas en las que el radicalismo ratificó su supremacía.

Córdoba definió gobernador, imponiéndose el delasotista Juan Schiaretti por un 39,86%, sobre la triple alianza de radicales, PRO y juecismo, que sumó el 33,78%. Tercero quedó el kirchnerismo, con el 17,20%, pese a que algunas encuestas llegaron a darlo segundo.

Y en la Ciudad de Buenos Aires las recordadas elecciones que ganó Rodríguez Larreta por 20 puntos, por lo que se puso en duda el balotaje. 45,56% fue lo que obtuvo el PRO, contra el 25,47 de Martín Lousteau y el 21,91 de Mariano Recalde, relegado al tercer lugar. El balotaje, celebrado dos semanas después, está bien fresco en la memoria: el PRO ganó con susto por 51,64%, contra el 48,36 de Lousteau.

Pasadas las PASO, otras dos provincias completarán el escenario de elecciones desdobladas de este año: Tucumán, el 23 de agosto, y Chaco, el 20 de septiembre. Y si allí hay balotaje, se vota de nuevo el 18 de octubre.