Alberto Fernández estuvo en Mendoza, invitado por el diputado nacional Enrique Thomas. En su visita ofreció una charla bajo el título “Poskirchnerismo. El debate que viene”, en la que analizó la coyuntura histórica nacional y el escenario político, con vistas a las elecciones de agosto y octubre próximos.

El exjefe de Gabinete reiteró su ya tradicional apelación a la transversalidad política, al proponer la creación de un frente integrado por “los que tienen una visión común del país, más allá del origen”. En este mismo sentido, instó a los peronistas a dar la discusión ideológica que, según dijo, “se viene demorando desde la muerte de Perón” y a tener una actitud de reconocimiento hacia el resto de los sectores populares.

Fernández también se refirió al centralismo fiscal (“que no es un dato que se remita exclusivamente a este Gobierno”) y a la necesidad de que cada provincia “maneje su propia caja, para no depender de la Nación y quedar hipotecadas a las necesidades políticas y electorales del gobierno central”.

Entre los puntos críticos de la charla, destacó las contradicciones discursivas del kirchnerismo ya que, de acuerdo con su opinión, “no se puede predicar sobre los derechos de los que trabajan, al tiempo que le cobran Ganancias a los que apenas cobran ocho mil pesos mensuales”; tampoco se puede apelar al principio de soberanía nacional y “entregarle a Irán el juzgamiento de la causa AMIA o firmar el acuerdo tan desventajoso que firmó con Chevron”.

Tras la exposición inicial, Fernández respondió preguntas relacionadas con las próximas elecciones, donde reconoció su actual vinculación política con el intendente bonaerense de Tigre, Sergio Massa (“una alternativa para ponerle un límite al Gobierno nacional”), al tiempo que vaticinó una derrota del oficialismo en las principales provincias del país.