Por Carolina Ramos

Las internas en la UCR parecían desenvolverse en torno a las heridas abiertas por la derrota electoral y las “desobediencias” de diputados como Oscar Aguad. Pero fue en marzo, con el pedido de juicio político al vicepresidente Amado Boudou por el caso Ciccone, cuando salieron a la luz nuevas diferencias en el seno del partido centenario. La rebeldía del cordobés arrastró a otros diputados que avalaron esta medida, entre ellos Juan Casañas. El tucumano acompañó luego la expropiación de YPF “por mandato partidario y sentido de pertenencia”, aunque aclaró en aquella oportunidad que aceptaba la decisión, pero no la compartía.

A contramano de sus correligionarios, el legislador se sumó al abrazo simbólico a Tribunales “por una Justicia independiente”, impulsado por el Pro y otros legisladores opositores. El resto de su bloque no acompañó la medida porque no le pareció “prolija” la circunstancia de la convocatoria por la situación procesal del jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, quien aceita relaciones con Aguad.

Casañas charló con Semanario Parlamentario sobre su situación dentro de la UCR y aclaró que las últimas diferencias “no pusieron en riesgo la ruptura del bloque en ningún momento”. “Yo trabajo en base a mi olfato político”, expresó, aunque advirtió sin dar nombres que “hay figuras del radicalismo, no del bloque, que juegan cercanas al oficialismo”. Además, el diputado reconoció que como Grupo A “no han logrado cumplir con las expectativas de la gente” y, en una autocrítica sobre su bancada, consideró que “hay que manejar una agenda propia”.

– En los últimos debates se lo vio con una posición contraria a la de su bloque, ¿a qué se debe esto? ¿Cómo evalúa su situación dentro del radicalismo?

– Yo en el bloque me siento bien. Nosotros somos un partido centenario donde hay diferentes visiones, pero estamos trabajando. Ya somos todos grandes, con carácter y por ahí hay posiciones encontradas, que a veces no concuerdan con algún tema puntual, pero está todo bien, es parte de la idiosincrasia.

– ¿Es decir qué para usted estas diferencias son coyunturales? ¿No son diferencias con el bloque en sí?

– Exactamente. No hay una posición unánime dentro del bloque; en el bloque se discute, se debate, a veces acaloradamente, y eso no quiere decir que uno esté en contra de algo en particular. Cada uno trata de hacer escuchar su voz. Yo soy orgánico.

– ¿Y cómo cayeron sus últimas posturas dentro del bloque? Por ejemplo, su rechazo a la expropiación de YPF -a pesar de haber votado a favor- o el apoyo del juicio político a Amado Boudou.

– El caso de YPF se debatió bastante, y hubo discusiones acaloradas y posiciones encontradas, pero que no pusieron en riesgo la ruptura del bloque en ningún momento. Con respecto al tema Boudou, la verdad que no había ningún mandato ni nada por el estilo. Tampoco yo soy un diputado a quien haya que estar diciendo continuamente lo que tengo que hacer. Yo actúo y trabajo en base a lo que considero mi olfato político. Por ahí el partido no acompaña pero bueno, la verdad que yo no tengo nada para reprochar.

– ¿Cómo cree que se está manejando el radicalismo hoy por hoy frente a la mayoría kirchnerista en el Congreso?

– La abrumadora mayoría del kirchnerismo hace que uno corra con desventaja, así que estamos trabajando en una autocrítica con la oposición, y por ahí si es que nos hemos equivocado o no en cuanto a cómo hemos manejado los tiempos. Me parece que queda todavía un debate mucho más amplio de ir solucionando algunas cosas que hoy podemos mejorar, sin llegar a ganar una votación, pero podemos llegar a mejorar. Con el Grupo A en el período anterior éramos mayoría, pero era algo tan vago, desde (Federico) Pinedo hasta “Pino” Solanas, que la verdad que logramos frenar al kirchnerismo, pero no logramos cumplir con las expectativas de la gente.

– Si el tema del Grupo A les sirvió como “lección”, ¿qué cosas cree que deberían replantearse en el bloque? ¿Cuál es esa autocrítica que usted menciona?

– Me parece que hay que manejar una agenda propia. La verdad que los medios y el Poder Ejecutivo te van marcando la cancha de manera abrumadora. Hay muchísimos medios oficialistas: ahora de (Amado) Boudou no se habla, se habla de (Daniel) Reposo, como se habló de YPF no se habla más de los 51 muertos, te van cambiando la agenda continuamente, y usando la cadena oficial no te queda otra que seguirlo.

– Usted culmina su mandato el año que viene, ¿piensa intentar renovarlo?

– Lo estoy conversando en este momento, tanto con mi familia como con mi grupo político a ver cómo seguimos trabajando.

– ¿Se siente más cerca de otros bloques o piensa continuar orgánicamente en el radicalismo?

– Creo que el radicalismo tiene que hacer una autocrítica. Hay figuras del radicalismo, no del bloque, que juegan cercanas al oficialismo, y por ahí le hacen mal al partido, pero el radicalismo es un partido con 122 años de historia y con presencia en toda la República Argentina, lo cual es sumamente importante para constituirse como alternativa.