La sesión especial que había sido convocada para la víspera para tratar el proyecto de ley de acceso a la información fracasó por falta de quórum, pero hubo un compromiso de la Presidencia del cuerpo de convocar a una sesión ordinaria para la semana próxima para tratar este tema.
Con la presencia de cerca de un centenar de legisladores en el recinto, la sesión fue levantada luego de que los diputados presentes insistieran en la importancia del proyecto y después de que el presidente del cuerpo, Eduardo Camaño, prometió llamar a una sesión ordinaria para el próximo miércoles.
El compromiso de Camaño fue bien recibido por los legisladores aunque algunos, entre ellos Marcela Rodríguez (ARI) y Nilda Garré (Frepaso), expresaron sus dudas de que se pueda llegar a lograr ese objetivo "porque siempre, cuando está a punto de ser tratado el próximo, mágicamente el cuerpo se queda sin quórum".
"Este es un proyecto que se podría decir que ya está sancionado. Lo único que faltaría es votar el miércoles que viene y, de acá a ese día, delinear un proyecto único", afirmó el justicialista Eduardo Camaño ante los 95 diputados que concurrieron ayer al recinto.
El presidente del cuerpo atribuyó las ausencias registradas esta tarde en el recinto a las actividades de campaña que los diputados están desarrollando en sus provincias y descartó que en esta ocasión tengan que ver con una falta de interés en que prospere la tantas veces postergada iniciativa. En ese marco, tanto el diputado Juan Manuel Urtubey, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales -de donde salió del dictamen unánime sobre el proyecto de ley de acceso a la información-, como Fernanda Ferrero, presidenta de la Comisión de Libertad de Expresión -que planteó algunas observaciones a la iniciativa- reafirmaron su vocación de superar las diferencias.
De esta manera, más allá del compromiso y la buena voluntad exhibida en el recinto, lo cierto es que este proyecto carga con reiterados intentos frustrados de debate, por lo que, a menos que medie un fuerte acuerdo político entre los bloques, en el actual marco proselitista, signado por una virtual parálisis de la tarea legislativa, también puede terminar condenado al fracaso.