La norma que regula la actividad de esta fuerza de seguridad privada en boliches fue sancionada por la Cámara alta, pero volverá a Diputados porque el proyecto tuvo modificaciones.
Luego de tantos idas y vuelta, la propuesta de que los encargados de los boliches tengan un marco legal fue aprobado en la Cámara de Senadores, pero se introducirán modificaciones a la iniciativa aprobada en Diputados, por lo que el proyecto no fue ley sino que volverá a la Cámara baja.
Sonia Escudero, presidenta de la Comisión de Seguridad Interior y Narcotráfico, aclaró que una de las modificaciones tuvo que ver con que "la reglamentación del derecho de admisión en el proyecto venido de Diputados convertía en sospechosos a todos los jóvenes que ingresaban a algún establecimiento".
Esto se daba, continuó la legisladora justicialista, a que establecía que "el controlador debía observar si este joven cumplía con los requisitos".
En los considerandos del texto modificado, la Cámara aclara que se advirtió que "el proyecto venido en revisión adolecía de ciertas falencias que, o bien determinaban la inaplicabilidad de la ley, o bien merecían un reproche constitucional".
Los cuestionamientos al expediente venido desde la Cámara de Diputados versaban sobre "la falta de ámbito de aplicación autónomo del proyecto de ley y la reglamentación del derecho de admisión y permanencia".
El Senado también amplió el objeto de la ley, que pasará a ser el de "resguardar los derechos de los concurrentes a espectáculos y eventos artísticos musicales y de entretenimiento, a fin de evitar que sean objeto de actos discriminatorios, violentos o que de cualquier modo puedan afectar su integridad física y moral".
El expediente pretende reglamentar "los derechos y obligaciones de las personas que presten servicios de control de ingreso y permanencia y de sus empleadores en el marco de la relación laboral que los vincula y en relación a terceros".
También el "establecimiento de requisitos de capacitación para quienes desempeñen la actividad", y crea un "registro de las personas que realicen tareas de control de ingreso y permanencia y de sus empleadores".
Otra de las modificaciones introducidas es la de incorporar "a la currícula educativa de contenidos afines con la materia", para que los jóvenes, que son los principales objetos del proyecto, conozcan sus derechos y obligaciones.
Además señala que "sólo podrán desempeñarse como controladores de ingreso y permanencia, aquellas personas que acrediten título habilitante conforme con la tarea específica a desarrollar".
El expediente prohíbe contratar como "patovica" quien "haya sido condenada por violaciones a los derechos humanos", esté "revistando como personal en actividad de fuerzas armadas, de seguridad, policiales, del servicio penitenciario u organismos de inteligencia" o haya sido exonerado de alguna de esas fuerzas.
Según detalló Semanario Parlamentario, sin lugar a dudas la sanción de una ley para encuadrar a los encargados de vigilar el ingreso de los jóvenes en los boliches bailables, más conocidos popularmente como patovicas, es un ejemplo de que en la construcción jurídica en nuestro país se dan visiones diferentes de los funcionarios del Gobierno nacional, de los diputados y los senadores nacionales, sin olvidarse que al final debe pasar el filtro de la reglamentación a cargo de la Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia de la Nación. Cada uno por su lado.
Cuatro estadíos institucionales que dan cuenta de un recorrido que no registra, o en última instancia poco y nada, los aportes de los impulsores de una norma o, en su defecto, la orientación dada de una Cámara, máxime cuando se pretende la sanción de una ley de carácter nacional, como es este caso puntual.
Además, queda demostrado nuevamente que no hay afinidad entre los que impulsan una norma. No hay un ámbito específico para consensuar un texto, lo que sería ideal para eludir las burocracias legislativas y avanzar rápidamente en la sanción de una ley.
Cada uno por su lado elabora una norma, la presenta en sociedad, obtiene dictamen en comisión con modificaciones, después en el recinto se le agregan retoques para conseguir mas votos, con lo cual obtiene media sanción.
En su periplo pasa a la otra Cámara, donde lógicamente es derivada a varias comisiones para elaboración del dictamen y después pasa al recinto para su votación, donde en más de una oportunidad recibe sugerencias en aras del purismo jurídico, con lo cual regresa silbando bajito a la Cámara de origen, en donde sus varones y mujeres tienen que decidir si aceptan o rechazan esas modificaciones.
Un laberinto de idas y vueltas, mientras el vacío jurídico persiste para beneficio de los destinatarios de la norma, como sucede con los llamados patovicas. El recorrido de esta iniciativa vale relatar, para acentuar lo afirmado.