Sorprendió Mauricio Macri, aunque no tanto. Para cuando se inició la conferencia de prensa, inmediatamente después del acto de la Presidenta de la Nación en la Casa de Gobierno, convocado para promulgar la Ley de Matrimonio Igualitario, todos los analistas de los medios habían anticipado la posibilidad de que el jefe de Gobierno anunciara su propio juicio político.

Igual, no dejó de ser una medida audaz y sorprendente, que busca hacerle recuperar al jefe de Gobierno cierta iniciativa política.

Claro está que esta situación que remite a un pasado reciente en el que Aníbal Ibarra resultó eyectado de la Jefatura de Gobierno a través de votos clave del macrismo, no es ni parecida a la de esos tiempos. Es que hoy por hoy el PRO cuenta con los votos suficientes como para evitar un desplazamiento de Mauricio Macri.

Por lo pronto, la medida de Macri apuntó hacia su propia tropa, donde reina cierto desconcierto por los últimos acontecimientos. Igual, por más prisa que trate el oficialismo de implementarle a lo que vaya a hacer en la Legislatura, la Justicia seguirá avanzando con una parsimonia que no se compadece con las necesidades del macrismo.

El oficialismo porteño desea que todo concluya en los próximos tres meses, cuestión de que a fin de año su líder pueda resolver si será candidato en 2011 y a qué puesto.

Pero está dicho que lo que vaya a resolverse en el ámbito político no tendrá repercusión en el jurídico. Igual, algo es algo.

Está claro también que Macri nunca hubiera llamado a su juicio político si hubiera imaginado la posibilidad de estar jugándose el cargo. Por lo pronto conviene saber que la Sala Acusadora estará compuesta por 45 miembros, 19 de ellos del PRO. Hacen falta 30 votos para hacer que el tema pase a la Sala Juzgadora, esto es que se inicie el juicio político. Igual, primero deberá haber un dictamen de la Comisión de Asuntos Constitucionales, que conduce el macrista Ocampo, y donde el PRO no es mayoría.

¿Qué puede pasar entonces? Que la oposición no acepte el juego, que rechace el llamado a juicio político y que siga en la suya, con la formación de una comisión investigadora.