Los diputados porteños celebran una sesión especial en la que el oficialismo intenta modificar el Código de Tránsito y Transporte estableciendo nuevas disposiciones para motociclistas. Hay consenso para aprobar una norma que atienda esa problemática.
Las modificaciones previstas al Código de Tránsito y Transporte tienen origen en distintos proyectos elaborados por el oficialismo y sectores de la oposición y que esencialmente giran en torno a demarcar un polígono en el microcentro de la ciudad en el que se prohíba la circulación motocicletas entre las 9 y las 18 los días hábiles y entre las 9 y las 14 los sábados y según –trascendió- habrían consensuado las diferentes bancadas en que los motovehículos deberán portar una placa identificatoria del rodado en medidas similares a las de los automóviles.
El Cuerpo continúa tratando las propuestas presentadas y los jefes de las mismas intentan por todos los medios acercar posiciones dadas las características de suma gravedad que a adquirido este tipo delitos en la ciudad.
En esta instancia de las deliberaciones, el requisito del uso de “chalecos” para los acompañantes de los motociclistas que postulaba el PRO habría perdido consenso por lo que paulatinamente se irían amalgamando las posiciones con el propósito de aprobar una normativa modificatoria del Código de Tránsito y Trnasporte.
En ese sentido, varios de los titulares de los bloques consultados por Parlamentario.com se mostraron confiados en que la sesión de esta tarde tendrá como resultado la sanción de una norma que atienda los delitos cometidos con la modalidad de “motochorros”.
Durante la sesión especial realizada en la Legislatura, el presidente de la Comisión de Justicia, Gerardo Ingaramo, destacó los principales aspectos del proyecto sobre los denominados “motochorros” del que es coautor.
Como miembro informante, el legislador porteño de PRO señaló que “estamos en presencia de una modalidad de delito que hace años no conocíamos: en lo que va del 2010 llevamos más de 8300 casos y son cada vez más violentos”
“Utilizar un chaleco no estigmatiza a nadie. Lo que queremos es priorizar la seguridad pública”, señaló Ingaramo y agregó que “esta es una medida conocida en el resto del mundo. Incluso en Argentina se aplica en diversas ciudades de forma efectiva”.
