Las críticas al gobierno y a la propia Cristina de muchos artistas que de una u otra manera habían mirado, en su momento, al kirchnerismo con simpatía, vienen de hace ya un tiempo atrás. Los K, con su aceitado mecanismo de información, lo sabían. De allí que cuando el cineasta Eliseo Subiela criticó al cepo cambiario por el que no le permitieron comprar dólares para viajar, allá por agosto del año pasado, le tiraron de inmediato la AFIP encima; y su jefe, el ex UCD Echegaray, le dijo amenazante: “su situación no es regular ni transparente”. No podían permitir que se les abriera una brecha en el relato progresista, que justamente ha tenido en ese sector social de intelectuales y artistas prestigiados un fuerte punto de apoyo.

Como la zanahoria de los recursos del Estado evidentemente ya no alcanzaba para garantizar la adhesión, pasaron a usar el otro recurso: meter miedo. Subiela sintió el impacto por cierto: “pensé que no iba a tener más miedo en la democracia, yo no soy Al Capone”, dijo luego del apriete.

No solo el director de cine se asustó, cuando el FAP lanzo su campaña de recolección de firmas en contra de la re reelección de Cristina, fuimos a ver a muchas destacadas figuras del cine, el teatro, la televisión y la música. Fue notable la cantidad que nos dijeron que estaban totalmente de acuerdo con la campaña; pero mas llamativo aún fue que la gran mayoría nos dijera que no se animaban a hacer pública su opinión con una firma porque tenían miedo que los persiguieran. Lo de Subiela había surtido efecto. Momentáneamente.

Evidentemente no se puede tapar el cielo con las manos, y así como el descontento con el gobierno nacional ha ido creciendo en la sociedad -a ojos vista- estos meses, como lo reflejaron las movilizaciones del 13 de setiembre y el 8 de noviembre, es evidente que también fue subiendo entre la familia de actores y artistas. A punto tal que hoy el malestar va en camino -como siempre sucede en esta nación nuestra- a superar el temor.

El destacadísimo director de cine José Campanella fue uno de los primeros en hacerse oír, ahora le siguieron Ricardo Darín, Fabián Gianolla, Alfredo Casero y Antonio Gasalla. No es casual que sean ellos los que ponen la cara, son los que mas espaldas tienen -por prestigio y trayectoria- para aguantar las respuestas del gobierno. Pero que duda cabe que expresan a muchísimos mas que rechazan profundamente el doble discurso, la soberbia, las mentiras y la prepotencia del kirchnerismo.

Nuevamente la respuesta de la presidenta a las críticas, ha sido la ironía y la descalificación. A Darín, en forma insólita, de hecho lo ha tratado de corrupto, derechoso y agente de La Nación y Clarín. Patético. Esperemos que reflexione un poco mas antes de seguir contestando de semejante manera.