Hay causas de todo tipo que atienden la elección presidencial de hablar en un horario inédito ante el Congreso de la Nación.
No hay nada objetable en la decisión de Javier Milei de hablar ante la Asamblea Legislativa en el horario que eligió. El inciso 8 del artículo 99 de la Constitución nacional señala entre las atribuciones presidenciales que el mandatario “hace anualmente la apertura de las sesiones del Congreso, reunidas al efecto ambas cámaras, dando cuenta en esta ocasión del estado de la Nación, de las reformas prometidas por la Constitución, y recomendando a su consideración las medidas que juzgue necesarias y convenientes”. Nada dice sobre la hora.
Pero a partir de que a través de un decreto el presidente difundió la hora elegida para el convite anual con los legisladores, comenzaron a circular todo tipo de elucubraciones relacionadas con la decisión. En principio, la elección deliberada de ese horario para que coincidiera con el prime time de la televisión, lo que le garantizará la mayor audiencia que se recuerde para una apertura de sesiones ordinarias.
Tiene que ver también, y primordialmente, con el interés presidencial de ser siempre disruptivo. Y vaya si lo consiguió: desde el lunes pasado en que se conoció el decreto 197/24, Javier Milei consiguió la mayor atención en la materia.
Una razón que bien puede haber atendido el presidente argentino en esa decisión está relacionada con el mensaje del presidente de los Estados Unidos ante el Capitolio. Se trata del discurso del estado de la Unión, donde el presidente norteamericano cumple cada año su obligación establecida por la Constitución estadounidense. No es la apertura de sesiones ordinarias en ese caso, ni tiene una fecha fija: en 2023 se hizo el 7 de febrero; este año se hará el 7 de marzo, pero en todos los casos a las 21. Y se hace a invitación del presidente de la Cámara de Representantes.
Por otra parte, no puede omitirse el regocijo especial que le debe corresponder a Milei el afectar los planes de los legisladores, que se habían organizado para este viernes quedar liberados a media tarde de responsabilidades y retornar a sus provincias. La mayoría de los diputados y senadores debieron así andar cambiando pasajes para retornar a sus provincias durante el fin de semana.
Otro dato no menor es el de que todo el protagonismo será este viernes para el presidente de la Nación. Una cosa obvia, pero no tanto si se tiene en cuenta que de esta manera las repercusiones por el mensaje quedarán en un segundo o tercer plano. Lo que suele suceder en las asambleas legislativas es que a partir de las 14, cuando por lo general ha concluido el discurso presidencial, todos se abocan al análisis de sus dichos: periodistas y los propios legisladores, oficialistas y opositores. En este caso, el momento del análisis quedará seguramente relegado para el fin de semana.