Con exportaciones proyectadas por más de 5.000 millones de dólares en 2025, la minería argentina consolida su rol como generadora de divisas y empleo. El litio lidera el crecimiento, mientras el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) atrae capitales para proyectos de cobre, oro y plata.
Según el último informe de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), el sector proyecta exportaciones por 5.088 millones de dólares en 2025, lo que representa un incremento interanual del 14% y marca el quinto año consecutivo de crecimiento. De esta manera la minería argentina se posiciona como uno de los motores más dinámicos de la economía nacional.
El 70% de las ventas externas estará concentrado en oro, litio y plata. El oro se mantiene como principal producto exportado, seguido por el litio —impulsado por la expansión en el NOA— y la plata, que se beneficia de precios internacionales favorables y demanda tecnológica sostenida.
No obstante, la maduración de los yacimientos de oro y plata y la escasa inversión en exploración generan preocupación en el sector. Empresarios mineros reiteran el pedido de eliminar retenciones para todos los productos, como ya ocurre con el oro.
En ese contexto, el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) emerge como herramienta clave para atraer capitales. Diez proyectos mineros ya solicitaron su adhesión, por más de 21.000 millones de dólares, de los cuales 5.600 millones ya fueron aprobados. El cobre concentra el 74% de las iniciativas por su escala de inversión, mientras el litio lidera en cantidad de proyectos presentados y suma dos aprobaciones. El oro también registra pedidos vinculados a dos yacimientos.
El informe de CAEM destaca que el RIGI no implica costo fiscal, sino que promueve inversiones productivas con una carga impositiva competitiva frente a países como Chile y Perú. La carga actual del 53% podría reducirse al 39%, lo que facilitaría el ingreso de nuevos actores y ampliaría la base exportadora.
Un segundo documento de CAEM, enfocado en el litio, revela un salto productivo del mineral estrella del NOA. En el primer semestre de 2025, la producción alcanzó 51.400 toneladas de carbonato de litio equivalente (LCE), un 66% más que en igual período de 2024. Para fin de año, se espera llegar a 115.000 toneladas, consolidando a Argentina como el quinto productor mundial, con el 8% de la oferta global.
Actualmente, hay siete plantas en operación y diecisiete nuevos proyectos en carpeta, que representan inversiones por 12.810 millones de dólares. Si se concretan, la capacidad productiva nacional superará las 580.000 toneladas de LCE en los próximos años.
En la última década, las empresas invirtieron 7.613 millones de dólares en infraestructura y producción de litio, y prevén otros 600 millones en más de veinte proyectos. Nuevos emprendimientos como Hombre Muerto West, Pozuelos-Pastos Grandes y Sal de Vida anticipan una nueva ola de expansión entre 2026 y 2033. Minera EXAR anunció que prepara su adhesión al RIGI para ampliar operaciones.
Las exportaciones de litio totalizaron 385 millones de dólares en el primer semestre, un 33% más que en 2024, pese a una caída del 37% en los precios internacionales. El 90% del empleo del sector se concentra en Jujuy, Salta y Catamarca, con más de 5.000 empleos directos y una cifra similar de puestos indirectos.
En cuanto al oro, se espera una producción de 1,13 millones de onzas en 2025, con exportaciones por 3.377 millones de dólares, un 8% más que el año anterior. La plata alcanzará los 21 millones de onzas, con ventas externas por 690 millones, también con un crecimiento del 8%.
La minería argentina es superavitaria en generación de divisas, y el 80% de su facturación queda en el país en forma de salarios, compras a proveedores locales, impuestos y reinversión. Con un marco más competitivo y nuevos proyectos en marcha, el sector podría duplicar su aporte al PBI en los próximos años.
Según CAEM, más de 40.000 empleos directos y 100.000 indirectos dependen de la actividad minera, que además impulsa el desarrollo de proveedores locales: cada emprendimiento requiere más de 800 empresas de servicios en sus distintas etapas. El crecimiento también genera demanda de técnicos, profesionales e industrias regionales, fortaleciendo el arraigo y la diversificación económica en las provincias del norte.