Según trascendió, desde el Ejecutivo pidieron el plácet a Bruselas esta semana antes que se firme el acuerdo comercial con el Mercosur.
Según trascendió, el Gobierno nacional solicitó esta semana el plácet para que el diputado nacional Fernando Iglesias (Pro) que finaliza su mandato el próximo 10 de diciembre, asuma como embajador ante la Unión Europea antes de que se firme el acuerdo comercial con el Mercosur.
Iglesias, un halcón aliado de la Libertad Avanza y de buena relación con el presidente Javier Milei, se desempeña como presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores y, años atrás, estuvo a cargo de la Comisión del Mercosur.
Tal es así que en Bruselas es bien visto, como un amigo y, sobre todo, por ser un impulsor del acuerdo de libre comercio entre los dos bloques UE y Mercosur, debido a que ha convocado a varios debates incluso con legisladores extranjeros para darle tratamiento a este y otros asuntos.
La sede diplomática en Bruselas permanece vacante desde que en junio se oficializó en el Boletín Oficial el traslado de su último titular, Atilio Berardi. Aun así, el diplomático ya había sido enviado a Argelia a mediados del año pasado, por lo que la representación argentina está sin jefe presencial desde hace casi un año y medio.
El proceso aprobación del plácet para un embajador ante la Unión Europea puede ser largo y puede demorarse hasta tres meses. Lo tienen que aprobar la Comisión Europea y el Consejo Europeo.
En el caso de Iglesias tiene que ir a la Comisión de Acuerdos del Senado para que sea aprobada luego en el recinto y, después, lo tiene que publicar el presidente Milei por decreto. Sin embargo, en este aspecto el plácet puede ser conflictivo, debido a la crítica postura de Iglesias con el sector del kirchnerismo y el peronismo -incluso en debates televisivos-, y podría generar rechazos fuertes. Por eso, el Gobierno podría esperar a tratarlo cuando asuma el nuevo Congreso con más senadores afines a LLA y aliados y un mayor poder de negociación.
Pero podría igual Milei mandarlo en comisión sin pasar por ninguno de esos trámites y esperar una mayoría que se lo apruebe en el Congreso, tal como lo hizo con Alec Oxenford, embajador ante Estados Unidos.