En el universo peronista de la principal provincia argentina mucho ruido están metiendo los muchachos de la Primera Sección electoral, y sugestivo silencio estaban guardando sus compañeros de la Tercera, que luego de varias conversaciones lograron poner primera en su búsqueda terrenal para cubrir el hueco dejado por Alberto Balestrini. El lugar, el microestadio de […]
En el universo peronista de la principal provincia argentina mucho ruido están metiendo los muchachos de la Primera Sección electoral, y sugestivo silencio estaban guardando sus compañeros de la Tercera, que luego de varias conversaciones lograron poner primera en su búsqueda terrenal para cubrir el hueco dejado por Alberto Balestrini.
El lugar, el microestadio de Racing; la fecha, el 8 de octubre. Para la movida estaba confirmada la presencia del gobernador -”ya desatado”- Daniel Scioli, y de al menos una docena de intendentes de esos suburbios metropolitanos. Se cursó además invitación a Néstor Kirchner, la cual no pudo ser decodificada de otra manera más que como una encerrona para el secretario general de la Unasur.
La presencia de Kirchner en el acto sería leída como una claudicación a la movida “desatada” bonaerense que implicaba, además, la oficialización de Baldomero “Cacho” Alvarez como el reemplazante autóctono del matancero; la eventual ausencia del ex mandatario, sería como “dar la espalda al PJ bonaerense”. Rápido de reflejos, Kirchner “pidió la cabeza” de dos ministros -Eduardo Camaño y el propio Álvarez- y puso en capilla a un madamás legislativo, Federico Scarabino.
