El titular natural de la Cámara de Senadores, el vicepresidente de la Nación, Carlos Chacho Alvarez, antes de su viaje a Italia, ratificó una vez más que no volverá a presidir las sesiones en la Cámara alta mientras que no se esclarezca el escándalo de los sobornos que habrían permitido la aprobación de la reforma laboral impulsada por el Gobierno.
Según la Constitución nacional, el vicepresidente de la Nación es el titular de la Cámara de Senadores. Sin embargo, Chacho rechazó volver a las sesiones hasta que se alejen del cuerpo los senadores.
El argumento es que no coincide con la forma de hacer política en el cuerpo. Calificó el método como un “viejo sistema de complicidades” y dijo que era “una alianza tácita y una política pactada de acuerdos y disidencias”.
Alvarez, que se erigió como un cruzado contra la corrupción en el Senado, cargó contra el senador justicialista Emilio Cantarero, quien admitió ante La Nación haber cobrado coimas para aprobar la ley laboral, y le pidió que renuncie a su banca. El legislador pidió licencia en las comisiones que integra.
Chacho había pedido también “un gesto” al presidente provisional del Senado, José Genoud, con quien existe una enemistad política mutua. Tanta es la tensión que existe entre ambos funcionarios del Gobierno que Genoud consultó a varios funcionarios si Alvarez ya se encontraba en la sala ante de ingresar en la reunión de gabinete.
Lo cierto es que Carlos Chacho Alvarez no va a permitir que caiga en le olvido el escándalo que provocó la denuncia por coimas en el Senado supuestamente a cambio de aprobar la ley laboral.
