Por Daniel Presti. El legislador porteño se refiere a los episodios de corrupción acontecidos durante el kirchnerismo y asegura que en el nuevo gobierno “no hay lugar” para esta práctica.
La palabra corrupción según la definición de la Real Academia Española es la práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores. La corrupción no es sólo es un mal que ocasiona la descomposición de la política, sino que se encuentra presente en todos los ámbitos de la sociedad. En el ámbito político sería meramente el abuso del poder mediante la función pública para beneficio personal.
La actualidad de la República Federativa del Brasil es muy compleja, la presidenta Dilma Rousseff se encuentra al borde de enfrentar el Juicio Político, sólo resta que la cámara alta ratifique lo sucedido en Diputados. La actual presidenta así como también el ex presidente, Ignacio Lula Da Silva, se encuentran envueltos en escándalos de corrupción. Aunque los fundamentos para destituir a la primera mandataria brasilera son escasos, el Partido de los Trabajadores es un acreditado a este tipo de prácticas confusas que requieren de una debida investigación.
En Argentina el tema corrupción también se encuentra en la agenda pública desde hace tiempo. En los últimos días un número importante de funcionarios del anterior gobierno se vieron involucrados en casos comprometedores. La lista es cada vez mayor. Lejano en el tiempo, sucedió allá por el año 2007, el primer hecho de corrupción que marcó la gestión del Frente para la Victoria, cuando fue encontrada en el botiquín del baño de la entonces ministra de Economía Felisa Micheli, una bolsa con 100 mil pesos argentinos y más de 30 mil dólares. Ese mismo año, al ser llamada a declarar el 16 de julio, dejó su cargo. Fue la primera funcionaria kirchnerista en ser condenada por un caso de corrupción.
En 2012, en aquella mañana del 22 de febrero, pasada la media hora de las 8, el tren 3772 de la Línea Sarmiento, identificado con la Chapa N° 16, que se encontraba llegando a la plataforma número 2 de la estación terminal de Once colisionó con los paragolpes de contención, ocasionando 52 muertos. El día 29 de diciembre del 2015 Ricardo Jaime fue encontrado culpable y condenado a seis años de prisión e inhabilitación especial perpetua, mientras que Juan Pablo Schiavi, fue encontrado culpable y condenado a ocho años de prisión e inhabilitación especial perpetua. Claudio Cirigliano fue encontrado culpable y condenado a una pena de nueve años de prisión. La corrupción se cobra vidas.
A pocos meses de haber dejado el poder la ex presidenta se encuentra comprometida con tres investigaciones que siembran incertidumbre en quienes han apoyado el proyecto kirchnerista: la causa por el dólar futuro, la causa Hotesur y la imputación reciente por la Sociedad de los Sauces. Hotesur investiga maniobras de los hoteles propiedad de los Kirchner y es la que más preocupa a Cristina porque un desenlace perjudicial representaría el final de su carrera política y sus aspiraciones futuras.
La Argentina transita un nuevo camino donde no hay lugar para la corrupción. La justicia por primera vez luego de 12 años vuelve a desarrollarse de manera independiente. Los procesos se aceleran entendiendo que la justicia lenta no es justicia. En esta nueva etapa que esta transitando sus primeros pasos, es necesario que la transparencia sea una prioridad en el desarrollo de las funciones de gobierno.
