Hoy celebramos, como fiesta patria y popular, nuestra independencia. El nueve de Julio de 1816 constituimos una nueva y gloriosa nación. La Revolución de Mayo, las ideas de Belgrano, Moreno, las batallas ganadas y perdidas y nuestros símbolos; habían iniciado el camino. San Martín desde Cuyo reclamada esa declaración, su Plan Continental lo necesitaba: el ejército libertador debía llevar la bandera de un país libre y soberano. Faltaba el reconocimiento de nuestra soberanía ante los ojos del mundo y ese fue el propósito de los congresales de Tucumán.

Celebramos y no estamos solos, nos acompañan en la memoria los pueblos originarios, los héroes de la Independencia, los muertos en los campos de batalla, en la guerra civil, en Malvinas, en las luchas sociales, en las oscuras dictaduras. Nos acompañan los hombres y mujeres que signaron caminos de justicia social. Nos acompaña un presente difícil y el desafío de construir una sociedad más justa e igualitaria. Nos acompaña el porvenir de niños que en estos días izan banderas y entonan nuestro himno; a ellos les debemos un mundo mejor.

No fue fácil el camino iniciado hace doscientos años. Tardamos décadas en constituir un Estado, en poblar el territorio con inmigrantes que aportaron trabajo, costumbres e ideas que, sumadas a nuestros habitantes, conformaron esta hermosa comunidad. Una Nación se edifica asumiendo un pasado, compartiendo valores, y fundamentalmente construyendo en forma colectiva el porvenir para las próximas generaciones, ese es el fin último.

Doscientos años pueden parecer muchos pero no lo son en la historia de las naciones. Somos un pueblo joven, quizás por eso nos cuesta tanto mirar el largo plazo y vivimos atados a la coyuntura, al día a día. Los congresales de Tucumán, a pesar de una situación internacional complicada, de frentes internos y externos; sabían que habría que enfrentar grandes dificultades y peligros pero esto no los inmovilizó. Como sociedad, debemos plantearnos no solo resolver aspectos coyunturales sino principalmente problemas estructurales y esto requiere de acuerdos sólidos surgidos del consenso.

El mundo y nuestro país cambiaron mucho en estos dos siglos pero lo esencial permanece, los sueños de libertad e igualdad nos desafían a seguir afianzando esta joven y hermosa nación y este desafío diario es el mejor homenaje que podemos hacer a los héroes de nuestra Independencia. ¡Viva la Patria, viva Argentina!