Gane quien gane, en Argentina se viene más ajuste

Por Victorio Pirillo. El escritor y sindicalista se refirió a los candidatos presidenciales y señaló que “esta no puede ser la solución y mucho menos aún para un pueblo que no está preparado para ella”.

El penoso y mediocre “debate”, que solo fue atractivo para los fanáticos de esta nueva religión llamada Kirchnerismo/antikirchnerismo, margino a todo un pueblo agobiado, el que no encontró ninguna respuesta o solución a sus problemas. Lo cierto es que un novato e inexperto Javier Milei, de solo 3 años de experiencia en la arena política, solo fue en busca de la captación del voto indeciso, como así también del moderado. El candidato libertario aguanto bien a un profesional de la rosca política tradicional como Sergio Massa. Esta escenografía montada, en donde no se habló de inflación, desocupación, ni tampoco se hizo mención a la venta de órganos o portación de armas, solo resulto ser una interna de la UCD, partido del golpista Alvaro Alzogaray, el cual hoy se reconvirtió en liberalismo frentista Massista y libertario Mileiista.

La ventaja electoral de Massa, garantizada ahora por el aparato del PJ a través de su estructura y sus fiscales, le puso en claro a un Milei enamorado de TikTok, que sin fiscales que no cuiden las boletas ni vuelquen los resultados en sus planillas no se gana. La falta de estos al candidato libertario le permitió garantizar un piso electoral para el oficialismo y pintar un Van Gogh que le posibilitó aumentar más su diferencia sobre este, bajando a su gusto los votos de su adversario y hasta achicar los números reales del otro. Lo cierto es que un Sergio Massa  con serias chances de ser Presidente llama a un frente de unidad nacional.  El 64% del electorado indeciso tiene dudas si de ganar el candidato peronista, este elegirá ser Pericles y convertir su gobierno en la Era de Oro, o en el  férreo comisario político francés Joseph Fouché, fundador del espionaje moderno capaz de cambiar de piel mil veces y traicionar a todos sus aliados sin el menor escrúpulo. 

Los sponsors se van, las boletas escasean y los fiscales no aparecen.

Un Milei sin estructura partidaria, peleado con la religión, con toda la casta política, gremial, periodística, empresarial y judicial, queda en solitario para la concreción de su añorada epopeya, dado que ese rejunte de candidatos de todos lados no lo acompañarán, porque estos ya lograron su objetivo de ser electos. Los empresarios que lo veían con chances encuentran más atractivo financiar a Massa que está más cerca de ser, que a alguien como Milei que ahora solo no está cerca de ser sino que solo se circunscribe  a querer ser.

Los falsificadores de opinión rentados trabajan sin descanso para que los perversos como George Soros (ambos candidatos se referencian con este) puedan llevar adelante, como lo hicieron en Ucrania, sus fechorías.

Los sanos saben que la política fija los objetivos y que el proselitismo es solo una puja de espacios. Bajo este concepto, la unidad nacional convocada por Massa (que no es la solución a ningún problema, sino profundizar la enfermedad) no busca capaces, sino solo cómplices para la nueva disputa del estado que se ha convertido en un campo de batalla encubierto, un botín a tomar.

La libertad que no avanza hacia ninguna parte está llena de ciclotímicos ardorosos, vehementes y acalorados que solo plantean como solución la drasticidad. Esta no puede ser la solución y mucho menos aún para un pueblo que no está preparado para ella.

La precarización laboral, el desempleo y la falta de acceso a los servicios básicos son problemas que afectan a millones de personas de la que todo el mundo habla, pero nadie resuelve. Solo reinventando un país desde cero y repensando todo de nuevo podremos convertir la actual y condenatoria crisis en una liberadora oportunidad de salir adelante.

En Argentina, gane quien gane, lo que se viene es más ajuste. Creo que el sindicalismo tiene que dejar de apoyar a personas y dejar de esconderse detrás de ellas. Debe abocarse a generar y elaborar proyectos que le garanticen ser parte activa en el gobierno que viene para contribuir a la reconstrucción de esta desahuciada situación que vivimos.

Nada nuevo se puede hacer con todo lo viejo. En este escenario, con esta dirigencia las desigualdades a costa de convulsiones sociales constantes se incrementarán y garantizarán mediante esta metodología la supervivencia de otros que han hecho de la miseria su empresa. Los gobiernos de tránsito manejados por la usura y la alternancia de estos, aferrada a la compulsión financiera, seguirán mediante artilugios endeudando a este convaleciente estado como viene siendo el estilo desde hace decenas de años.

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