El presidente del bloque Hacemos Coalición Federal llamó a conservar las formas en el recinto, para proteger la institucionalidad. Y cuestionó que hable cualquier legislador, y hasta que se tome mate.
Uno de los hechos más virales de la jornada del jueves fue cuando el jefe de bancada de Hacemos Coalición Federal, Miguel Ángel Pichetto, lanzó, tras su pedido de continuar la sesión, un “no aplaudan, no sean pelotudos”. Como algunos interpretaron que se dirigía a los diputados, pidió disculpas y aclaró que “no iba dirigido a ningún diputado, pero sí a la barra y a un montón de gente que estaba gritando, insultando y aplaudiendo”.
“Creo que estas son cosas que deterioran el espacio institucional que entre todos tenemos que cuidar. La gente mira por televisión y dice: ‘estos tipos representan al pueblo argentino y son diputados nacionales elegidos por la gente. Y entran barras, insultan, aplauden…”, advirtió, para recordar luego que “el aplauso por ejemplo en el Senado en mi época estaba prohibido. Las emociones son bajas acá, tienen que ser bajas…”.
Agregó que “los conflictos de la calle no se puede trasladar acá, y el discurso violento de la calle no se puede traer acá”.
Aclaró luego que esa era “una reflexión la que traigo, no quise ofender a ninguno, pero los que estaban ahí (en los palcos) no tenían que estar ahí, pero no podemos traer los problemas de la calle acá dentro”.
Luego se refirió a la extensión del debate. Recordó que llevaban tres días discutiendo, y que había gente que daba discursos dogmáticos, con posiciones encontradas. “El oficialismo tiene el deber de tratar de achicar el número (de oradores), para sacar la ley y avanzar rápidamente, es una tarea de los oficialismos siempre. No habla nadie de la ley, pero a ver, tratemos de jerarquizar esto, porque sino, el deterioro de la política como valor y el de la representación institucional de este Congreso se cae a pedazos. Yo no me excluyo del conjunto”, aclaró.
Por último, le pidió también a Unión por la Patria hacer un esfuerzo para reducir también la cantidad de oradores. “En mi época, cuando yo entré como diputado nacional en el año 93, yo hablé en el segundo año, y por orden del presidente del bloque. Y había disciplina”, recordó. Y agregó: “Ahí no hablaban todos, hablaban los que conocían el tema específicamente. Acá hablan todo el mundo. Todo bárbaro, todo el mundo toma mate… está todo bien. Pero la verdad, la imagen que tenemos es bochornosa a veces”.