El día después de la derrota legislativa en el Senado, en la Casa Rosada no hubo aires de fatalismo en esta oportunidad.
Las caras este viernes en la Casa Rosada no eran de fatalismo, pese al traspié del DNU en el Senado, ya que el presidente Javier Milei confía en que no habrá problemas con el decreto en Diputados.
En realidad, el jueves los números en la Casa Rosada respecto del tratamiento del DNU desregulador daban muy mal, pero ocultaron ese dato y prefirieron cargar contra los senadores de los que no se podía esperar una aprobación.
En simultáneo lanzaron un operativo de manto de sospecha sobre la vicepresidenta Victoria Villarruel, para seguir esperándola.
Le endilgaron encabezar una asonada que no era tal -Villarruel actuó bajo reglamento al dar lugar a la sesión pedida por la oposición para tratar el polémico DNU- y dirigieron todos los dardos mediáticos hacia ella.
El viernes, ya casi apaciguada la andanada sobre Villarruel y parte de la oposición -especializada el senador radical Martín Losteau-, cerca de Milei evaluaban como “satisfactoria” la estrepitosa caída del jueves en el Senado.
Esperaban la derrota y apuntaron a la guerra mediática, la forma de hacer política del mileísmo.
El plan es, cuentan cerca del líder de La Libertad Avanza, la aprobación del DNU en Diputados, luego la Ley de Bases y finalmente el Pacto de Mayo con los gobernadores el 25 de mayo.
Obviamente, en la mente de Milei no hay Pacto de Mayo sin DNU y Ley de Bases aprobadas.
