Un pacto fracasado y el vacío anuncio de un consejo mínimo.
Está confirmado; el Gobierno de Javier Milei está pasando por la licuadora política.
Cumplirá sus primeros seis meses de gestión sin haber aprobado una ley en el Congreso y se desdibuja su futuro.
Arrancó pretendiendo refundar la Nación con la original Ley Bases. Hoy discute la décima versión disminuida y desflecada del proyecto inicial, que sigue siendo un engendro invotable, difícil de aprobar.
Si fuera por Milei, tiraría a la basura el proyecto de Ley Bases, pero grandes empresarios exigen que se apruebe la norma porque allí se incrustan, desubicados, dos proyectos de ley en sí mismos: el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) y un eventual nuevo Régimen de Hidrocarburos.
Sin nada que anunciar en Córdoba, el presidente sacó de la galera una novedad de bajo vuelo y difícil de cumplir. Dijo que luego de firmar el Pacto de Mayo, cuando estén sancionadas la ley Bases y el Paquete Fiscal, el Poder Ejecutivo Nacional creará el Consejo de Mayo, integrado por un representante del gobierno nacional, un representante de las provincias, uno por la Cámara de Diputados, otro por el Senado, un sindicalista y un empresario.
El Consejo trabajará en los proyectos de ley que materializarán los principios adoptados en el Acuerdo de Mayo. Por ejemplo: una nueva Ley Previsional que incorpore un subsistema de jubilaciones privado, como las AFJP, e incluya un aumento de las edades jubilatorias para mujeres y varones.
No puede aprobar las leyes. No pudo concretar el Pacto de Mayo. Pero anuncia la etapa que vendría después de hacer lo que no puede.
La licuadora política los está desdibujando sin remedio.
Alejandro “Topo” Rodríguez es director del Instituto Consenso Federal