Tras dos semanas de escándalo por las denuncias de corrupción que involucran a Karina Milei y Lule Menem, el Gobierno activó una ofensiva comunicacional para desviar la atención. La ministra de Seguridad y el principal asesor presidencial montaron una estrategia que incluyó denuncias insólitas, amenazas a periodistas y un acto en zona caliente para reinstalar el miedo y recuperar la agenda.
La maquinaria propagandística y comunicacional del Gobierno de La Libertad Avanza recuperó, tras dos semanas trajinadas e infaustas, la centralidad informativa con eje en la posibilidad de incidentes en el acto partidario en Moreno, al oeste del Gran Buenos Aires.
El asesor propagandístico y comunicacional Santiago Caputo y la ministra de Seguridad Nacional, Patricia Bullrich, son los autores de la operación de contraofensiva de la Casa Rosada para tratar de contrarrestar las dos semanas en que el caso Spagnuolo puso al Gobierno contra las cuerdas.
Es que con la revelación -a mediados de agosto- del primer audio de Spagnuolo, que hablaba de que Lule Menem recaudaba coimas y un 3% eran para Karina Milei, la secretaria general de la Presidencia, el caso cobró una notoriedad inusitada y fue tema central varios días hasta por los canales que suelen ser usina informativa del presidente Javier Milei.
Con el paso de los días, se fueron conociendo más audios de Spagnuolo, quien rápidamente fue separado de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDis) y la justicia lo tiene en la lupa.
Pero a la mención a Karina y Lule Menem, segundo en la Secretaría general de la Presidencia, se le sumó la sospecha sobre Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, al parecer vinculado con la empresa beneficiada con la compra de medicamentos en la ANDis).
No hubo día hábil o fin de semana en que no se hubiese hablado de ese presunto caso de corrupción, tanto en las redes sociales como medios periodísticos de Argentina y el mundo.
El Gobierno parecía acorralado y ni el presidente ni la Secretaría General de la Presidencia salían a aclarar el episodio, que también involucra a Milei porque, según Spagnuolo, le contó en detalle la cadena de las coimas.
Solo el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, atinó a hacer una tibia e insolvente defensa, que fue como si nada en la maraña de críticas que el caso tuvo desde la prensa libre y la oposición en el Congreso.
Hasta que el viernes pasado Caputo y Bullrich, apoyados en la repercusión negativa que tuvo la pedrada sobre caravana de Milei en el mitin de La Libertad Avanza en Lomas de Zamora, le propusieron a Karina “ensuciar” la campaña.
Así salió la ministra de Seguridad Nacional a denunciar una supuesta conexión venezolana-rusa en el caso de los audios de Spagnuolo y, como si fuera poco, pidió allanar a los periodistas que los difundieron.
La denuncia, de ribetes absurdos, levantó gran polvareda -como proyectó el Gobierno- ya que se multiplicaron las críticas desde las asociaciones periodísticas, el Congreso y diversas ONGs que velan por el respeto de la Constitución.
Y el miércoles se registró la “obra maestra” de Santiago Caputo quien, apoyado en la repercusión negativa del acto en Lomas de Zamora, organizó un cierre de campaña en un zona carenciada de Moreno, que puso en vilo a la opinión pública, por la posibilidad de un ataque al jefe de Estado.
Es que el Gobierno bonaerense dejó en claro que era una locura organizar un acto presidencial en ese lugar, y la Casa Rosada decidió hacerlo pese a los reparos que puso la Casa Militar, encargada de la seguridad de Milei.
Esa controversia tapó todo ya que fue el tema del día miércoles en toda la TV, que lo trató como un tema de Estado, y se olvidó por completo de la investigación de las coimas denunciadas por Spagnuolo.
“Misión cumplida", dijeron en voz baja Bullrich y Caputo.
En su discurso, Milei acusó recibo del impacto de la denuncia de coimas sobre su hermana Karina, y aseveró que todo es consecuencia de una “operación kirchnerista”.
Pero más tarde, ya casi sobre la medianoche, Milei y su elenco festejaban eufóricos que sacaron de las primeras planas de los diarios y de la TV la denuncia de coimas de Spagnuolo que hizo temblar varios días a la Casa Rosada.