La relación entre Javier Milei y Mauricio Macri, que comenzó con elogios y respaldo, hoy está completamente quebrada. El Presidente dejó atrás los gestos de cordialidad y lanzó duras críticas al líder del PRO, marcando un quiebre definitivo en la alianza que alguna vez lo impulsó al poder.
Nadie puede decir que el expresidente Mauricio Macri inventó a Javier Milei, pero sí hay que admitir que el apoyo del titular partidario del Pro fue gravitante para que el creador y líder de La Libertad Avanza se entronase en la Casa Rosada.
La relación, una vez ungido Milei presidente, era fraternal. Otros tiempos.
El líder libertario le decía “presi” con admiración y sumó respeto y Macri aconsejaba con su experiencia de 4 años en el poder. Y otros 4 afuera.
Pero rápidamente la relación se rompió porque el asesor estrella, monotributista y virtual premier Santiago Caputo fue el encargado de recibir las propuestas y recomendaciones del líder del Pro y nunca le contestaba.
Macri sintió que el Caputo monotributista le “mojaba la oreja” y que con Milei a lo único que podía aspirar era a comer milanesas y entraña, en la residencia de Olivos, pero no poner un hombre suyo en el Gobierno o siquiera influenciar en alguna política.
No obstante, el apoyo del Pro de Macri fue vital para todas las iniciativas de las Fuerzas del Cielo en el Parlamento, desde la polémica y meneada Ley de Bases.
Pero ya desde mediados de año empezaron los desplantes libertarios a Macri sin solución de continuidad.
Desde todos los despachos oficiales se lo ninguneaba. Hasta su favorita candidata presidencial, Patricia Bullrich, lo desvalorizó cuanto pudo.
Tan es así que desde agosto de año pasado, confesó Macri, no se reúne con el presidente.
No hay milanesas ni diálogo.
Y tampoco nunca, renegó en voz alta Macri, pudo tener un cara a cara con su hermana, la secretaria general de la Presidencia y armadora electoral de LLA, Karina Milei.
El punto de inflexión del ajetreado vínculo fue cuando Macri y su primo Jorge Macri, jefe de Gobierno, olieron sangre violeta en ciernes en la elección en la Ciudad de Buenos Aires y, rápidos de reflejos, la adelantaron para el 18 de mayo.
Ahí el presidente del Pro levantó el perfil público y empezó a sacar los trapitos al sol con dardos al “triángulo de hierro” libertario: los Milei y el asesor estrella Caputo.
El jefe de Estado aguantó hasta ayer esas críticas hasta que explotó y disparó cuestionamientos de todo tipo hacia Macri.
Solo le faltó parodiar la famosa frase de la extinta escritora Beatriz Sarlo a uno de militantes del programa televisivo 6, 7, 8, Orlando Barone: “Conmigo no, Macri”.