Mientras la economía muestra señales de alerta y la falta de dólares complica el plan oficial, el Gobierno celebra la inflación a la baja y La Libertad Avanza ajusta cuentas en el cierre de listas. Y se preparan para enfrentar vetos legislativos que podrían marcar un quiebre histórico.
Como nunca hasta ahora, el Gobierno debe atender varios frentes. El económico, en primer lugar, en momentos en que la situación parece complicarse, por cuanto las metas impuestas por el Fondo Monetario no se están cumpliendo. Cuenta en ese sentido con el favor del organismo, inspirado en la anuencia de la administración trumpista, lo cual no es poco. Pero eso no implica que el equipo económico pueda relajarse.
Están convencidos ahí de que llegarán con aire a las elecciones de octubre, que es la meta exigida por la Rosada y que esperan cumplir como sea. Después se verá, pero impera en la administración violeta la sensación de que el triunfo que esperan vaya a darse entonces sea un aval para todo y encarrile lo que esté desalineado. Se verá. Más allá de eso, la falta de dólares es un problema serio. Y los dólares no solo faltan, sino que siguen yéndose. El karma del ministro Luis Caputo sigue siendo su ya célebre frase “comprá, no te la pierdas, campeón”, expresada durante su exposición en el Summit IAE Business School, en una mezcla de autosuficiencia e ironía, a partir de la cual la moneda norteamericana no dejó de subir. Le hicieron caso a Toto.
Con todo, lo que mejor le ha funcionado hasta ahora al Gobierno sigue andando (y no es poco): la inflación de junio fue 1,6%, cuando todos los economistas hablaban de 2%, así que hubo celebración en el Palacio de Hacienda. Así y todo, los aumentos de precios y tarifas siguen siendo la mayor preocupación de los argentinos, según una encuesta de Management & Fit conocida esta semana. Con un 18,7% y en baja (3 puntos menos que lo que midió en abril), compartiendo el primer lugar con la corrupción, para sorpresa de muchos (viene subiendo, pasó del tercero al primer puesto este mes, a tenerlo en cuenta).
Está el frente político, con los cierres de listas, comenzando con el complicado de la provincia de Buenos Aires, la madre de todas las batallas que en su versión 2025 viene por primera vez desdoblada. Pero con la convicción de que el cierre de la elección del 7 de septiembre ordenará lo correspondiente a octubre.
Ahí La Libertad Avanza consumó la tarea que le habilitó el resultado de la elección porteña, que dio luz verde a los libertarios para ir por todo. Y prácticamente lo han consumado en este cierre de listas, donde los emisarios karinistas han exigido más de lo que el devaluado Pro estaba dispuesto a conceder, y en el regateo se han alzado con lo suficiente para estar más que satisfechos.
Así las cosas, vuelven los pases de factura hacia quienes propiciaron adelantar los comicios en la Ciudad que, nacionalizados, terminaron licuando el poder negociador posterior de quienes a priori no se imaginaban terceros y a tal distancia de sus aliados, devenidos adversarios. Pero es contrafáctico: nada garantiza que dejar todo para octubre hubiera cambiado el resultado.
Como sea, no está garantizado que en la Ciudad vaya a haber la confluencia que se habilitó en PBA. Obsesionados por no repetir un tercer puesto, emisarios del partido amarillo en CABA ya ceden a cuenta, cuando todavía no está dicho que los libertarios estén dispuestos a compartir lugares.
En principio, han dejado claro que la negociación debe excluir al jefe de Gobierno. El mileísmo sobreactúa el enojo de su líder con Jorge Macri para ir adelantando la decisión que planean para 2027: ir por la Jefatura de Gobierno. Como todo oficialismo con viento de cola, La Libertad Avanza planifica electoralmente como si los triunfos sucesivos estuvieran asegurados. Así, el presidente habla de su reelección, y desde su entorno usan el segundo lugar de la fórmula como prenda de negociación. Esta semana se habló de eso con una eventual interesada y se dejó abierta la posibilidad. Fue con Patricia Bullrich, que compartió un desayuno con Javier Milei, y habría dado su acuerdo -condicionado- para ser candidata a senadora nacional por CABA en octubre.
La ministra de Seguridad mide bien -ya que mencionamos a Management & Fit, digamos que Bullrich figura en esa encuesta segunda en imagen positiva (38,8%), a tres puntos del primero, Javier Milei-, y no le disgustaría esa alternativa, como tampoco la posibilidad de ser candidata a jefa de Gobierno, alternativa que se vería alentada con un gran resultado en octubre. Si, como todo parece indicar, es candidata a senadora entonces.
El poder de veto libertario no se limita a Jorge Macri, sino también incluye a dos referentes potentes del Pro como María Eugenia Vidal y Silvia Lospennato. Y a priori La Libertad Avanza no querría ceder lugares en la lista para el Senado y solo habilitaría algunos puestos para diputados nacionales. El Pro se conformaría con tres, que es el número de diputados que concluyen mandato en diciembre.
Lo cierto es que de los tres diputados que integran la bancada Pro y tienen mandato hasta este año, solo Vidal no es afín a La Libertad Avanza. En las elecciones de 2023, ya los libertarios le comieron votos a Juntos por el Cambio, que con 42 puntos se alzó con 6 diputaciones, mientras que LLA sacó 20% y se quedó con 2. En ese contexto son muchos los que sueñan con reeditar JxC, al menos en el distrito porteño, donde si se tomara como espejo el resultado del 18 de mayo pasado, el Pro (15,92%), el larretismo (8%), más los radicales y la Coalición Cívica, el MID y Yamil Santoro (casi 6 puntos más), podrían sumar casi 30 puntos, con los que podrían conseguir entre 3 y 4 diputados. Cierto es que deberían repartir lugares con los socios, pero no sería un mal comienzo de cara a 2027.
Es por otra parte lo que sugiere Ricardo López Murphy, precandidato a senador nacional por el MID, quien es optimista para el caso de que todo ese espacio vaya unido, pero presagia un desastre si prevalece el recelo entre el Pro y la fuerza que ha conformado Horacio Rodríguez Larreta.
Ricardo López Murphy sugiere armar un gran frente en CABA.
El tercero de los frentes que tiene abiertos el Gobierno es el legislativo. Allí gana tiempo con la llegada del receso de invierno que le permite dejar todo lo pendiente hasta el mes de agosto al menos. Las cuestiones legales también le sirven para alargar todo. El presidente tiene diez días para vetar lo que quiera vetar, que ya adelantó que es todo. Lo que ya es ley y lo que vendrá, que son los proyectos de los gobernadores y después el presupuesto universitario y la emergencia en el Garrahan. Pero son diez días hábiles a partir de que el Congreso manda las leyes al Ejecutivo para que las promulgue. Y a diez días de haber sido votadas en el Senado… los proyectos todavía no fueron comunicados.
¿Acaso es porque el Senado no considera válido el procedimiento? No, ya que el Senado las mandó el martes 15 a Diputados para que sean firmadas por Martín Menem. Una vez que lo haga, vuelven al Senado, que es el que las comunica al Poder Ejecutivo. “Las leyes tienen que salir firmadas por los dos presidentes de las cámaras”, explicó a este medio una fuente legislativa que aclaró el viernes que todavía no habían sido devueltas al Senado con la firma correspondiente.
Recién cuando eso suceda y el Senado las comunique, podrán comenzar a contarse los días, y eso no será antes de este martes. Así que recién el 5 o 6 de agosto -mínimo- podrían salir los vetos correspondientes. A partir de entonces comenzará una carrera contrarreloj para ver cuándo Diputados se le planta al Ejecutivo con el rechazo a los vetos. Y ver si realmente hay chances para conseguir los dos tercios para lograrlo. Seguramente sucederá con la emergencia por Bahía Blanca, cuyo veto ya recibió el rechazo por unanimidad en el Senado, y en ese caso será la primera vez desde 1983 que a un presidente le rechazan el veto. Puede ser el inicio de una serie de derrotas oficiales.
La llave, como de costumbre, la tienen los gobernadores. Que se han endurecido y con ello verificaron que su peso específico crece, pues sus efectos son tangibles en las cámaras. El Gobierno sabe que tienen que negociar con los mandatarios que son menos refractarios y por eso comenzó a moverse el jefe de Gabinete, Guillermo Francos. Se abrieron expectativas el jueves, cuando la inauguración de la Exposición Rural. Ese día Francos fue dos veces al predio. Por la mañana para la inauguración, y en la tarde a participar de un cóctel. El titular de la SRA ofició de celestino para reunir en un cóctel a un puñado de gobernadores con el jefe de Gabinete. Volvieron a hablar.
Estuvieron Ignacio Torres (Chubut), Gustavo Sáenz (Salta), Raúl Jalil (Catamarca), Carlos Sadir (Jujuy), Jorge Macri (Ciudad Autónoma de Buenos Aires), Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Marcelo Orrego (San Juan) y el más opositor, Sergio Ziliotto (La Pampa). Ante la consulta sobre el resultado del encuentro, un mandatario dijo sin vueltas: “Nos fuimos sin nada, como siempre”.