Sostuvo que nuestro país es “el único con una economía bimonetaria” y consideró que la situación es “de imposible solución” si no se alcanza un entendimiento con el conjunto de los sectores políticos, económicos, mediáticos y sociales de la Argentina.
En su extensa carta difundida en vísperas del aniversario de la muerte de Néstor Kirchner, la vicepresidenta Cristina Kirchner habla por primera vez desde que ocupa esa función del tema económico. Alude allí al “freno a la economía y la incertidumbre generalizada sobre qué va a pasar con nuestra vida”, que califica de “agobiantes”.
“No está explicado en ningún libro ni hay teoría que lo resuelva. No hay soluciones. Es permanente ensayo y error. O mejor dicho: brote, contagio y volver otra vez para atrás. Aquí y en todas partes. Así y todo el tiempo. Sin embargo, aun en este marco de incertidumbre por la pandemia global y a casi un año de gobierno, sí podemos llegar a algunas certezas, al menos en el campo de la política”, sostuvo la exmandataria.
Cristina Kirchner señala que “hoy, luego del derrumbe macrista y en plena pandemia, y pese a no tener obligaciones de pago en moneda extranjera en lo inmediato gracias a la reestructuración de deuda llevada a cabo por el Gobierno, con superávit comercial y mayor nivel de reservas en el BCRA que cuando terminó mi gestión”, continúa la restricción externa de dólares. “O faltan dólares o hay demasiada demanda”, apunta, a lo que suma “una más que evidente extorsión devaluatoria”.
“Es que la Argentina es el único país con una economía bimonetaria: se utiliza el peso argentino que el país emite para las transacciones cotidianas y el dólar estadounidense que el país -obviamente- no emite, como moneda de ahorro y para determinadas transacciones como las que tienen lugar en el mercado inmobiliario”, señala, para preguntarse entonces: “¿Alguien puede pensar seriamente que la economía de un país pueda funcionar con normalidad de esa manera?”.
Para Cristina Kirchner, el problema de la economía bimonetaria “no es ideológico. No es de izquierda ni de derecha. Ni siquiera del centro. Y no hay prueba más objetiva de esto que la alternancia de modelos políticos y económicos opuestos que se operó el 10 de diciembre de 2015. Todos los gobiernos nos hemos topado con él. Unos intentamos gestionarlo con responsabilidad, desendeudando al país en un marco de inclusión social y desarrollo industrial. Otros de orientación inversa -como el de Mauricio Macri- siempre han 'chocado la calesita' con endeudamiento y fuga. Pero lo cierto es que ese funcionamiento bimonetario es un problema estructural de la economía argentina”.
Para Cristina, tampoco es una cuestión de clase, por cuanto “los dólares los compran tanto trabajadores para ahorrar o para hacer una diferencia que mejore el salario, como empresarios para pagar las importaciones necesarias para hacer funcionar su empresa, para ahorrar y también, bueno es decirlo, para fugar formando activos financieros en el exterior, siendo esta última actitud una de las que más han contribuido a las crisis cíclicas de la Argentina”.
“Tampoco es producto de las experiencias hiperinflacionarias de la Argentina. Circula en redes un pequeño video de un reconocido humorista ya fallecido, sobre la pasión nacional por el dólar. El video data de 1962: Arturo Illia no había asumido como Presidente y Raúl Alfonsín estaría todavía de pantalones cortos en Chascomús. La coartada de la “hiper” para explicar el problema es también insuficiente. Basta recordar a Perón Presidente en la década del ’50 preguntando: '¿Alguien vió alguna vez un dólar?'”, agrega.
En esas circunstancias introduce la vicepresidenta una certeza: “la Argentina es ese extraño lugar en donde mueren todas las teorías. Por eso, el problema de la economía bimonetaria que es, sin dudas, el más grave que tiene nuestro país, es de imposible solución sin un acuerdo que abarque al conjunto de los sectores políticos, económicos, mediáticos y sociales de la República Argentina. Nos guste o no nos guste, esa es la realidad y con ella se puede hacer cualquier cosa menos ignorarla”.