“Soñamos con otro Tucumán”
Germán Alfaro y Beatriz Avila son mucho más que marido y mujer: él es el intendente de la capital tucumana y ella diputada nacional por esa provincia y una destacada miembro de la oposición en una cámara donde los números están muy ajustados y por eso siempre se está atento a posturas como la de ella ante determinadas cuestiones que impulsa el Ejecutivo. Parlamentario los reunió para hablar de los efectos de la pandemia en esa provincia; la incertidumbre que plantea la crisis económica; la pelea entre el gobernador y su vice. Autocríticos, reconocieron que “los políticos han dejado de ser la cantera de formación de los cuadros políticos” y advirtieron que “nuestro país es una montaña rusa. Nunca tuvimos un crecimiento sostenido”.

Tucumán, como todas las provincias argentinas, sufre las duras consecuencias de esta larga pandemia. Basta recorrer el centro de su actividad comercial, para comprobar el alto impacto económico que ha ocasionado la misma. El cierre definitivo de locales, la baja considerable de consumo en todos los rubros, el resentimiento expuesto de la actividad laboral y del poder adquisitivo, son factores que aumentan la preocupación día a día. Y como si esto fuera poco, el declarado enfrentamiento político entre los máximos referentes del Poder Ejecutivo y el Legislativo ha venido a complicar aún más la realidad de los tucumanos.
Parlamentario dialogó en la capital provincial con dos referentes centrales de la vida política local: Germán Alfaro, intendente de la ciudad de San Miguel de Tucumán, y su esposa, la diputada nacional Beatriz Ávila. Ambos recibieron a este medio para dar su impresión acerca de cómo el tucumano vive este difícil momento y cuáles son, según ellos, los motivos que complican planificar soluciones a corto plazo, tanto en la provincia cómo en el país.
– ¿Cómo ve a Tucumán transitando esta situación de pandemia?
Germán Alfaro: Tucumán tiene una densidad poblacional importante, lo que pone a la provincia en una situación de contagio muy preocupante. Para ello, tenemos que estar muy preparados sanitariamente, en cuanto a la capacidad de camas, recursos humanos. Tomar muchas medidas para evitar la expansión y transmisión del virus. Esta segunda ola, por lo que nos dicen los números, es tan preocupante como la primera, con una meseta elevada.
– ¿Y en cuanto a la reacción de la sociedad?
GA: Este es un desafío para todas las sociedades del mundo. Algunas con mayor espalda económica, otras con menos. Como la nuestra, que venimos de una crisis. La crisis más la pandemia ha originado un combo de muy difícil resolución. Por ejemplo, ciudades como la que dirijo, San Miguel de Tucumán, tiene hasta el momento, alrededor de 400 PyMEs cerradas. Ha crecido el desempleo, hubo un visible aumento de la pobreza. Y todo esto produce una gran incertidumbre en la gente, temor, intolerancia. Cuando no se tienen solucionados los problemas dentro de la casa y más, cuando no existe ninguna seguridad de superar esta situación, la incertidumbre en la gente es inevitable.
– ¿El país también está envuelto en esto de no saber qué va a pasar?
Beatriz Avila: Venimos de un 2020 absolutamente atípico en todo el mundo. Y en nuestro país genera mucha incertidumbre lo que estamos viviendo. Pandemia más situación económica es el cuadro más preocupante. No sabemos cómo se va a resolver la inflación. Nadie puede decirnos cuándo se va a terminar de vacunar, cómo lo van a hacer… Y ya con estas dos cosas, el grado de incertidumbre es altamente preocupante. Por eso estoy convencida de que es el momento, para quienes tenemos representaciones políticas, de que podamos sentarnos a conversar, a dialogar, tirar todos para el mismo lado. No llevarle más incertidumbre a la gente.
Hay que tener mucho cuidado. Hay que poner mucha racionalidad, mucha sensatez. Este momento de crisis sanitaria, económica y social, es muy duro, muy preocupante para los argentinos. Y básicamente el norte argentino. Tucumán, con los mayores índices de pobreza e indigencia, aun por encima de la media nacional, genera mucha incertidumbre.

– ¿Qué otros temas afectan sensiblemente a los tucumanos?
GA: Bueno, Tucumán está siendo noticia por la crisis política que está atravesando en este momento. La pelea del gobernador (Juan Manzur) con el vicegobernador (Osvaldo Jaldo) no ayuda a transitar con mayor tranquilidad la situación de pandemia que estamos viviendo.
Creo que es una equivocación muy grande estar enfrascados en esa lucha política y de poder, que nada tiene que ver con la agenda de la gente. Están totalmente equivocados. Esto también demuestra la mediocridad de la dirigencia política. Que no está a la altura de las circunstancias. La gente está esperando otro tipo de cosas. Pero, ellos se están peleando en plena pandemia. Tratando de demostrar quién tiene más poder sobre el otro. Mientras toda una sociedad va perdiendo el trabajo, se caen las PyMEs. Hay un gobierno que está totalmente ausente, sin iniciativa, totalmente paralizado. La provincia está en piloto automático en este momento. Y es realmente una desgracia. Porque tendríamos que estar preparándonos y pensar en la post-pandemia. Cómo vamos a solucionar los problemas después que baje esta curva de contagios. Porque nosotros estamos en una guerra. Y estamos a la espera de que nos caigan las bombas. La bomba es el virus. Y de una guerra, siempre se sale con una plan, una estrategia económica, política, social. Tuvimos dos guerras mundiales, y, en su finalización se salió con un plan concreto. Nosotros, tenemos que estar pensando en eso. El gobernador y el vicegobernador, debieran y tendrían que estar pensando en eso. Y no tratando de disputar el poder para 2023. Faltan dos años y medio. Y voy a ser duro: ¡Ninguno de los argentinos tenemos la seguridad de que vamos a sobrevivir a la pandemia!
– ¿Usted comparte las críticas que se le hacen al Congreso Nacional de haber hecho uso político de la salud en un escenario de pandemia?
BA: Cuando arrancó el tema de pandemia, los que formamos parte del arco opositor dejamos de ser oposición para ser referentes y dirigentes de acompañamiento al Gobierno nacional. Le hemos dado absolutamente todas las herramientas que nos solicitaron. No solamente para poder comprar las vacunas, que era la gran esperanza para proteger a todos los trabajadores de la salud, hacer las recetas digitales, el teletrabajo. Estuvimos siempre a disposición. Ahora, realmente querer politizar, ideologizar un tema tan sensible como es, el derecho a la vida, me parece un hecho, absolutamente repudiable.
No acepto que en este tema, donde hemos dado todas las condiciones desde el Congreso Nacional, todas las herramientas legislativas que necesitaban, no hayan hecho las cosas con seriedad, prolijidad y transparencia. El por qué no se cerró la compra de la vacuna Pfizer, por ejemplo. El presidente por un lado y la ministra de Salud por otro, prometiendo millones de vacunas. Y hoy sabemos que es un porcentaje mínimo el que ha tenido acceso a la primera dosis y mucho menos la segunda. Con respecto a este tema, admito que hay grupos radicalizados, dentro del Gobierno, que sí han querido ideologizar de manera muy burda, inclusive con una gran falta de respeto hacia los argentinos, con un tema de gran sensibilidad. El Gobierno debería rever en su accionar y, sobre todo, en su muy mala comunicación en materia sanitaria.
– ¿Usted ha reclamado, permanentemente, en el recinto de la Cámara baja, más federalización. Cómo le cae el enfrentamiento puntual Nación-Provincia de Buenos Aires-Ciudad de Buenos Aires, cuando el resto del país está atravesando por idénticas situaciones de salud, económicas y sociales?
BA: Esto me da la razón de que, cuando hablamos de federalismo, para mí sólo es en lo genérico. En la realidad es absolutamente distinto. Lamentablemente hoy, estamos viviendo como si fuésemos un país unitario. Hoy, los mayores recursos están destinados a lo que llaman el AMBA, y con la pelea política que está manteniendo el presidente con uno de los mayores referentes de la oposición. En este momento, el federalismo sólo pasa en la palabra, pero en los hechos no es así. Cuando aprobamos la Ley del Impuesto a la Riqueza, yo dije que eran recursos que tenían que ser coparticipables. Pero no escucharon a las provincias. No es lo mismo la realidad que vive el AMBA con el norte o el sur del país. No existe el verdadero federalismo. Cuando aprobamos el Presupuesto, se hicieron artículos especiales que beneficiaban a provincia de Buenos Aires y a Ciudad de Buenos Aires. Sin contar las diferencias que existen en las tarifas del servicio eléctrico que se paga en CABA con las que se pagan en el interior, que es entre cinco o seis veces más. O el caso de los subsidios al transporte público, donde el AMBA recibe el 80% de los impuestos que pagamos todos los argentinos, frente al 20% que recibe el resto del país. Esto lo he reclamado, sigue siendo así y, lamentablemente, este gobierno que decía que venía a unir a los argentinos, yo creo que la realidad es absolutamente diferente. Así que como representante de Tucumán, voy a seguir hablando, voy a seguir insistiendo en la existencia de un verdadero federalismo, como habla la Constitución Nacional.

– Por su historial político se desprende que, más allá de su convicción y principios peronistas, usted siempre ha privilegiado la construcción política con acuerdos y proyectos, muy identificados con los reclamos ciudadanos. Tan es así que no dudó en manifestarle su público desacuerdo a (José) Alperovich cuando era gobernador y también a Manzur. ¿Eso le ha originado duros escollos, o al contrario, lo ha revalorizado ante el concepto que tiene la gente en usted?
GA: Yo creo que cuando la gente deposita su confianza en uno, cuando me vota, cuando me elige, yo tengo que asumir una responsabilidad. Esa responsabilidad hay que ejercerla. Manifestar y expresar todas las cosas que uno piensa. Mis convicciones, mis principios, jamás los voy a dejar de lado. Si me votaron, lo hicieron por las cosas que dije, por mis manifestaciones. Ahora, si eso me ha generado dolores de cabeza o beneficios políticos, yo creo que es lo de menos. Cuando uno es fiel a sus principios, a sus convicciones, es lo más importante. Es porque estoy obrando de acuerdo a lo que le dije a la gente.
– ¿Usted sigue siendo oposición. ¿Esa oposición la sigue realizando solo o tiene acompañantes?
GA: Hay un grupo de compañeros. Institucionalmente hablando, de intendentes, legisladores que forman parte de una oposición. No soy el único opositor. No voy a caer en esa soberbia. Sí represento a la ciudad que tiene el mayor número poblacional de toda la provincia. Quizá por eso se visibilice más lo que uno dice o la forma que uno actúe. También eso genera mayor responsabilidad. Pero hay un grupo grande que, con sus aciertos, errores, defectos y virtudes, quiere otro modelo de provincia.
– ¿Las alianzas de las que formó parte en 2015 y 2017 van a ser posibles en las elecciones de este año?
GA: Bueno, ese es el desafío. También los hechos fueron modificando la realidad y, el contexto se fue modificando. También la lectura política del momento. Esto es muy dinámico. Nosotros vamos a respetar la lectura política del momento. Y esta difiere muchísimo a las del 2015 y 2017. El Partido de la Justicia Social es un partido que ha crecido, se ha desarrollado. Dentro de la oposición, es el que más concejales y legisladores tiene dentro del principal distrito. Así que, algún mérito tenemos para que nuestra voz se escuche.
– Las controversias surgidas entre Nación y CABA llegaron a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Ahora el Gobierno Nacional insiste en el Congreso, para intentar revertir políticamente, ese traspié en la Justicia. ¿Cuál es su impresión al respecto?
BA: Volvemos a toda la mirada centralista que tiene este Gobierno nacional. Uno ve cómo el Gobierno nacional intenta imponer su voluntad donde ellos no gobiernan. Lo veo con mucha preocupación, cuando se deja de lado todo el interior. Ahora llevó una situación política al ámbito judicial, donde la Corte falló a favor del federalismo. Determinando que CABA tiene su autonomía como el resto de las provincias. Hay que aprender a mirar al país en su conjunto. Todas las regiones no son lo mismo. Yo recuerdo que, cuando comenzó esto de imponer la cuarentena, CABA y Buenos Aires, tenían muchos casos. Y nosotros en el norte, a pesar de estar lejos de esa situación, estábamos todos encerrados. Ahora, cuando en el interior la cosa comenzó a complicarse, AMBA comenzaba a planificar cómo serían sus vacaciones. Por eso, que el Gobierno quiera avanzar sobre un fallo que ha determinado la Corte Suprema, creo que es inapropiado. Sí rescato que ahora se haya establecido el funcionamiento del sistema epidemiológico a través de una ley, y no mediante un DNU, como se hizo al comienzo. El ámbito es el Congreso de la Nación, donde tenemos que ver y discutir cuáles son los parámetros epidemiológicos, escuchar a los expertos en el tema y ver la realidad de cada región. La visión federalista, es el aporte que debe y tiene que dar el Congreso Nacional. Eso, en materia epidemiológica, es lo que tiene que debatirse ampliamente en el Parlamento. Pero lo que ha enviado el PEN, es una ley que tiene sus fallas. Avasalla las autonomías provinciales. Habla, directamente de que no haya presencialidad educativa, cuando el Gobierno Nacional no tiene a cargo ni una escuela. Las escuelas están a cargo de las provincias y también de algunos municipios. Celebro que se debata. Que sea la mejor ley que podamos sacar en el ámbito del Congreso de la Nación. Pero así como la envió el Ejecutivo, me parece que es inconstitucional. Y no hay ningún tema sanitario que pueda estar por encima de la Constitución Nacional.
GA: Lo lamentable de esto es que los problemas de gestión, los problemas de política, los tenga que resolver un fallo de la Corte. Esto es política, esto es gestión. Y los responsables de la gestión, de la administración de un país y de determinar políticas sanitarias, son quienes fueron elegidos por la gente. En este caso el presidente, el responsable de CABA. Y ahora, que se recurra a la Justicia porque no se ponen de acuerdo, en plena pandemia, habla también de la poca responsabilidad y de la mediocridad de la dirigencia.
– ¿Está en crisis la dirigencia política?
GA: Sí, sí que está en crisis. Yo tengo 55 años. Y desde que tengo uso de razón, el país siempre estuvo en declive. No conocí una Argentina en progreso. No conocí una Argentina donde se mejore la calidad de vida en forma constante. Nuestro país es una montaña rusa. Nunca tuvimos un crecimiento sostenido. Pero bueno, hay que hacerse responsable. Porque somos nosotros a quienes eligió la gente para darle soluciones, mejorarle su calidad de vida, darle la oportunidad de vivir como corresponde. Pero, lamentablemente veo que la dirigencia ha fracasado. Somos una generación bastante frustrante. Vemos que muchos jóvenes se quieren ir del país. Yo les diría que no. Tienen que hacer el esfuerzo, tienen que hacer el sacrificio. Tienen que sentirlo al país, ponerse la camiseta. Y son ellos, tal vez, quienes puedan dar vuelta esta situación que una dirigencia no pudo hacerlo. Y asumo la responsabilidad que me alcance, desde este pequeño lugar del país.
Hacen falta mejores cuadros políticos. Hace falta más profesionalismo. Hace falta política. La política, no está. El ejemplo más claro es este: ir a un fallo de la Corte para resolver un problema político. La política, en el buen sentido de la palabra, esa que se ejerce para que la gente pueda vivir mejor, no está.
– ¿Esa carencia de dirigentes políticos, de calidad política, se debe también a que los partidos políticos ya no son lo que eran antes?
GA: Los partidos políticos han dejado de ser la cantera de formación de los cuadros políticos. Es por eso que existen muchos partidos políticos. Ha pasado a ser una herramienta electoral para ganar una elección. Cuando en realidad hay que capacitar a toda la dirigencia. Se puede ganar una elección, pero lo más importante es conducir ese proceso de responsabilidad que la gente nos ha delegado para gobernar. No se gobierna ganando una elección, sino con las medidas que se toman durante la gestión. Ganar una elección es fácil. Lo difícil, es gobernar. Y eso es lo que nos está faltando.
– ¿PASO o no PASO? Hay gente que dice que no son necesarias. Otros afirman que son indispensables.
GA: Por el momento que se está viviendo, es una locura pensar en las PASO. No podemos movilizar en menos de 30 días al país en medio del contagio. No sabemos, con precisión, qué cantidad de gente vacunada vamos a tener. Ahora hay una realidad. Se insiste con las PASO porque se quieren solucionar los problemas internos de los partidos políticos. ¿Pero cómo vamos a solucionar el problema de los partidos políticos con el dinero de la gente? A esos problemas que lo solucionen los partidos políticos. Con Beatriz, a través de nuestro partido, nos expedimos claramente sobre esa cuestión.
– A fin de año finaliza su mandato en el Congreso Nacional. ¿Tiene pensado renovar su banca o hay algún otro proyecto en mente?
BA: El Partido por la Justicia Social ya se expidió. Y tengo el honor de que me postule como candidata a senadora nacional. Hay mucho trabajo por hacer todavía en el Congreso. Desde Tucumán, tenemos mucho para aportar en defensa de la provincia, de la producción y el desarrollo de los tucumanos. Para mí sería un honor seguir estando en el Congreso Nacional como senadora nacional y representar a los tucumanos, a la provincia. Todavía tenemos mucho para ofrecer.
– Usted tiene más de dos años al frente de su gestión como intendente de San Miguel de Tucumán. No tiene reelección. ¿Ya tiene definido su próximo objetivo?
GA: Uno, por más que lo diga, no se retira, no se jubila de la actividad política. Se puede hacer política asesorando, acompañando, o directamente dirigiendo. Soy un hombre que no me anticipo a los hechos. Soy un convencido de que cada uno de los que estamos en este mundo tenemos un destino. Y nosotros tenemos que forjarnos ese destino. Desde ya que me gustaría tener una responsabilidad superior a la de intendente de San Miguel de Tucumán. Pero bueno, Dios y la Virgen dirán si es posible. Creo que tengo las condiciones necesarias. He aprendido a manejar el Estado. Así que, veremos qué es lo que pasa.
BA: Soñamos con otro Tucumán. Ese es el sueño que tenemos. Con otra construcción política a la actual, que gobierna la provincia desde hace más de 30 años. Creemos que se puede pensar en un futuro mejor. Confiamos que va a haber más institucionalidad. Que muchos tucumanos no se van a ir de la provincia y que va a ser en beneficio de todos. Este es el sueño que tenemos muchos tucumanos de bien.
“El Congreso hoy no es una escribanía”
– En su experiencia política, transcurridos tres años de diputada nacional, ¿qué cosas le gustaron y qué cosas no? ¿Tiene en cuenta el Parlamento la calidad de leyes producidas, las que el país necesita? ¿Se trabaja sobre acuerdos concretos, o los oficialismos hacen prevalecer su mayoría, en desmedro de las necesidades reales que tiene el país?
BA: Creo que el Congreso Nacional ha tenido un rol fundamental en la institucionalidad de nuestro país. Mi experiencia ha sido absolutamente positiva. Se han logrado grandes avances. Recuerdo que la primera ley que me tocó debatir fue en 2017, la reforma de la Ley Previsional. Con una gran marcha en los alrededores y con piedras al Congreso de la Nación, con momentos de muchísima tensión. Luego vino el debate de la Ley del Aborto. Más allá de que no la comparto, se han escuchado todas las voces. Se produjo un gran avance en cuestiones de género. Por ejemplo, la Ley Micaela o la Ley Brisa. O el tema de Medio Ambiente.
El Congreso es una institución con acceso a la información. Donde a pesar de las disidencias se puede debatir. No es una escribanía de gobierno, como lo fue en su momento. Hoy los proyectos se debaten, se modifican, tanto por propuestas del oficialismo, como de la oposición. Ahora, en cuanto a lo negativo, cuando se quieren imponer temas, ejemplo, reforma del Ministerio Público, hemos sido los diputados de la oposición quienes, con cierta sensatez, hemos frenado esto. Más allá de la puja incesante del oficialismo. Ahora, también es cierto que, cuando uno está formando un interbloque, dentro de grandes bloques, allí sí surgen los problemas. Porque quienes representamos a provincias chicas del interior, no tenemos la posibilidad de debatir como quisiéramos o presentar cambios que uno considera convenientes, ya que allí sí, las dos grandes fuerzas determinan el curso de la discusión. Pero en términos generales, el Congreso de la Nación ha estado y está funcionando acorde a las circunstancias.