La Cámara baja vivió una jornada intensa que culminó sin sorpresas pero con tensión, tras una dura cuestión de privilegio entre los rionegrinos Lorena Villarruel y Martín Soria. La maniobra de los libertarios para hacer caer la sesión fue denunciada como “trucha” por Germán Martínez.
El recinto se vació adrede cuando el presidente de la Cámara dio por concluida la sesión.
La sesión de Diputados tan gravosa para el Gobierno tuvo un final abrupto, pero no inesperado, ya que todo el tiempo se especuló con la eventual finalización anticipada de la reunión por falta de quórum.
Fue al cabo de una cuestión de privilegio presentada por la diputada rionegrina Lorena Villaverde, que ya había sido destinataria en una sesión anterior de severas denuncias de parte de su comprovinciano kirchnerista Martín Soria, y esta vez le hizo una durísima devolución de gentilezas.
Tras una catarata de denuncias contra su rival -ambos son candidatos a senadores nacionales para el 26 de octubre-, Villaverde cerró su cuestión de privilegio exigiéndole explicaciones a Soria, aunque aclaró que “no espero que lo haga, porque no es un hombre de bien”. Tal el tenor de sus dichos.
Previsiblemente el diputado Martín Soria quiso contestarle, pero el presidente de la Cámara no se lo permitió, pues no podía argumentar haber sido aludido, al tratarse de una cuestión de privilegio en su contra. Sí podía contestarle con otra cuestión de privilegio, para lo cual lo anotaría al final de la lista de las que tenía.
Martín Menem no le dio la palabra a Soria, pero sí al libertario Manuel Quintar, quien no tenía una cuestión de privilegio para hacer, sino que planteó una moción de orden para que se modificara el orden del día y pasar a tratar el expediente 950. Y mientras hablaba, comenzaron a pararse sus compañeros de bancada y aliados para abandonar el recinto.
Estaba claro que esa movida estaba preparada y el presidente del bloque UP, Germán Martínez, lo advirtió: “Esa moción de orden es trucha, es falopa”, dijo el santafesino que sugirió ser más creativo a la hora de tratar de hacer caer la sesión, ya que pedía algo que obligaba a una votación para la cual ya no había quórum. Lo advirtió Martínez, ante lo cual Martín Menem invitó a los diputados que estaban afuera a sentarse para que se votara la moción.
“Si la hacen, la tienen que hacer mejor de lo que lo están haciendo”, lanzó Martínez con ironía, y le explicó a Quintar: “Si usted quería hacer esto, tenía que haber esperado que haber esperado el final del lote (de cuestiones de privilegio) que está anunciado… Así que les recomiendo que se sienten y que laburen”.
Asesorado, Menem le aclaró a su interlocutor que “la moción de orden desplaza cualquier otra situación, eso dice el artículo 127”. “Sí, tiene otra cosa que hacer -repuso Germán Martínez-: Que es actuar como presidente de la Cámara”.
El titular del Cuerpo insistió en que sí lo estaba haciendo, y le pidió al secretario Parlamentario que leyera el artículo 128, que dice que las mociones de orden serán previas a otro asunto, aun el que esté en debate. Luego leyó el 127, y luego Menem enfatizó que ya habían pasado 7 minutos y al no haber quórum “no me queda otra que levantar la sesión”.
Había 119 diputados presentes, eran las 21.10, y tras 8 horas de sesión, se dio por terminada la misma.